Vampiro

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Encontró los bóxeres dentro de los vaqueros, justo al lado de la cama. Había creído que sería más difícil localizarlos ya que no había visto donde habían caído cuando Jackson los había tirado.Pasó los pies por ambos agujeros y los deslizó piernas arriba cuando se levantó. Se moría de sed y en la habitación solo quedaba un Dew abierto y calentorro de la noche anterior; le pareció cero apetecible.Buscó el teléfono en la mesilla de noche y, sin hacer ruido, salió de la habitación y bajó las escaleras con cuidado. No quería despertar a Jackson, el que dormía plácidamente bajo el edredón. Parecía que hacía semanas que no estaba tan relajado y le había dado pena después de ver su cara. Se le veía muy tranquilo.Se sirvió un vaso enorme de agua. Tenía la cabeza embotada, había fumado demasiado la noche anterior y sentía que sus acciones no estaban acorde a sus pensamientos. Estas iban más lentas.Ver la cafetera sobre la encimera le dio la idea de que, tal vez, un buen café le despejara la mente; seguro que Jackson también agradecía tener algo con cafeína que meterse en el cuerpo cuando despertase.Buscó el paquete de café y lo encontró en el armario de Jackson, ese que tenía candado cuando estaban Hellen y Brandon en casa, así que supuso que era reciente y que estaba en buen estado ya que Jackson sí que tenía cuidado de las cosas de la cocina.Tiró el café que quedaba en la jarra (debería de ser del día anterior) por la fregadera y, después de un aclarado, la preparó: agua en el depósito y filtro y café en el compartimento. Después le dio al botón y se sentó a observar la luz del piloto; definitivamente había fumado demasiado.Pronto el olor a café inundó la cocina y sus sentidos despertaron un poco. Estaba tan impaciente por tomar algo que lo reconfortase que no se esperó a que la jarra estuviera llena, cogió una taza y se sirvió una buena dosis de cafeína, después la colocó de nuevo bajo el goteo para evitar que el café siguiera cayendo sobre la placa de calor.Encima de la mesa de la cocina estaba el tabaco de Jackson y, sin ganas de subir a la habitación de nuevo, cogió uno y lo encendió antes de ir al salón; necesitaba hacer nada en el sofá un rato mientras veía la vida pasar.De camino al salón pasó frente al enorme espejo de la entrada y se detuvo por un segundo a mirar su reflejo. Tenía unas ojeras bastante profundas y los labios, rojos e hinchados, le hormigueaban un poco. De forma inconsciente se lamió el inferior y juró notar el sabor de Jackson en la lengua, aunque también creía notar el olor de su gel corporal, su colonia y el suavizante de sus sábanas en la piel, pero era normal, se habían pasado la noche enredados entre mimos y sexo. Y era increíble. Olía maravillosamente bien. Se preguntó si era así como los lobos percibían los aromas de las personas, porque él estaba enganchado al de Jackson.Unas manchas oscuras en su cuello le llamaron la atención. Se llevó los dedos a la zona y las acarició; maldito Jackson, no se había dado cuenta de que se las había hecho.Deslizó los dedos hasta la nuca y sonrió con las mejillas algo sonrojadas. Recordar la noche anterior, cada beso y cada caricia le había calentado el rostro.—¿Robándome tabaco? —La voz de Jackson le sacó de su ensoñación.—Tú me has robado otra cosa y no me has escuchado quejarme.Con una sonrisa, Jackson acabó de bajar las escaleras y no pudo evitar observarlo a través del reflejo. Llevaba solo unos pantalones deportivos cortos, que estaban imposiblemente al filo de su pelvis, iba sin camiseta, estaba un poco despeinado y había dibujado esa sonrisa que le hacía olvidar su nombre. Además, gracias a la luz y a la desnudez de su piel, podía contemplar el tatuaje que llevaba en la parte superior del torso, cubriendo los dos hombros. Jackson estaba demasiado bueno y a veces, por una de sus sonrisas, habría destruido el mundo.Se acercó hasta Dylan y lo rodeó por los hombros, luego le besó la mejilla y, sin borrar la sonrisa añadió:—Siento que no te importó que te robase nada, no oí quejas al respecto.Dylan se giró en sus brazos y, con cuidado de no quemarlo con el cigarro, también lo rodeó.—Vaya, ¿te vanaglorias de ser un bribón?—¿Bribón? Yo pensaba que me quedaba mejor ser el galán. —Dio un paso atrás y miró a Dylan con esa sonrisa traviesa que tanto le gustaba—. Aunque para ser un galán me hace falta una bella dama y por aquí no veo a ninguna, solo a ti y eres tolerable me atrevería a decir, pero no eres lo suficientemente bonito para tentarme. —Hizo una falsa reverencia y se echó a reír.Dylan lo acompañó con una carcajada bastante sonora. Luego se estiró con intenciones de darle un beso, pero, cuando Jackson hizo ademán de corresponder, él se echó hacia atrás y se lo negó.—Pon fin a mi agonía.—No te queda bien ser el señor Darcy, te va más... —rodó la mano en el aire— ser Tom Sawyer.—Debía intentarlo. —Aún sin borrar la sonrisa, lo atrajo por las caderas y le dio un suave beso—. Veo que admirabas mi última obra. ¿Te gusta?Repitió lo que había hecho Dylan minutos atrás: siguió el contorno de un chupetón con la yema del dedo índice.—Ya te vale, mira cómo me has dejado... —Con falsa indignación se señaló el cuello y el torso.—No te quejes, me duele toda la espalda.Jackson se giró y gracias a la claridad pudo ver unas cuantas líneas rojizas bajar desde sus hombros hasta la media espalda. No se había dado cuenta de que le había hecho semejante cosa.—Madre mía —pronunció sorprendido.—Y no solo eso ¿eres un vampiro acaso?Se acercó y le enseñó el hombro derecho, lugar donde estaban marcados sus dientes. Tampoco recordaba haber apretado tanto.—Touché, tú ganas. No volveré a pronunciar palabra sobre esto. —Se señaló el torso y el cuello de nuevo—. Anda, tienes café recién hecho, ven al sofá. Podemos ver algo, aún es pronto.—Perfecto. —Jackson se coló en la cocina y Dylan caminó hasta tirarse en el sofá—, pon la tele, podemos ver Crepúsculo.—¿Crepúsculo? —Frunció el ceño mientras encendía de nuevo el cigarro y bebía café—. Me vacilas, ¿no?—No, joder. Me flipa Jacob.Jackson volvió con otro cigarro y otra taza de café, la que dejó en la mesa del centro.—¿El hombre lobo?—Sí, tío —Se deslizó a su lado en el sofá y lo rodeó con un brazo.—Estás fatal.—No, que va. Imagínalo: una tarde de invierno, la chimenea y el pelaje de un pedazo de lobo. Tiene que ser la caña, además, es el que está más bueno. Team Jacob. —Con los dedos índice y corazón de ambas manos, y superponiéndolos, hizo el símbolo de un hashtag frente a él.Dylan no tenía que hacer un gran esfuerzo por imaginarlo, Theo era exactamente así de caliente y las tardes frente a la chimenea eran geniales. Pero eso Jackson aún no podía saberlo.—Repito. Estás fatal.Después de ver la película, que fue amenizada por comentarios mordaces por parte de Dylan y alabanzas a los abdominales de Taylor Laurent por parte de Jackson, almorzaron un sándwich con un Dew para Dylan y una Cherry para Jackson, rememoraron pasajes de la noche anterior y descansaron un rato en el sofá, disfrutando de la existencia en sí misma hasta que Dylan tuvo que volver a casa. Se despidió con un buen beso, un abrazo y una promesa de verse al día siguiente.Caminó ligero a casa, con una sonrisa y el corazón lleno. Se sentía feliz porque Jackson era maravilloso y lo miraba con esos ojos de cachorrito que le derretían la razón.—Ya estoy en casa —anunció al cruzar el umbral de la puerta de entrada.—Ya era hora. —La voz de Phil le llegó desde la cocina y no de muy buenas formas; parecía enfadado.—Bueno, como cuando duermo con Theo y Matty ¿no? Después de comer.—Pero no estabas con ellos y no me has avisado.Phil se asomó por el arco de la cocina mientras se secaba las manos con un paño, que dejó sobre la mesa de gruesa madera con muescas colocada en el centro, bajo unos ramilletes de plantas secas.—¿Desde cuándo he de avisarte? —preguntó ampliando los ojos.—Desde que eres mi responsabilidad, no avisas de cuando vas a volver y encima llegas con el cuello cubierto de marcas y oliendo a hierba, jovencito.—¿En serio te vas a poner en modo padre conmigo? ¿Ahora? ¿Después de tanto?—Perdón que me preocupe por dónde pasas el tiempo, y más si no avisas. Además, en ese barrio, con...—¿En serio, Phil? —No lo dejó continuar—. Tienes un taller que más que un centro de trabajo es un centro de rehabilitación para casos perdidos. Zack se marchó, recuperado de su mierda de adicción. Recogiste a Carl después de salir de la cárcel y lo tienes contigo, como tu mejor trabajador y a mí —se señaló— me adoptaste sin dudar un segundo, ¿por qué entonces?—Solo quiero protegerte.—¿De quién? ¿De Jackson? ¡Oh vamos! Nunca me haría nada.—Lo sé, es buen chico, pero su madre y su entorno, no es algo que quiera para ti. Hay personas que no cambiarán nunca. Y... ¿Cuándo has crecido tanto?Phil se acercó y le alborotó el pelo con una mano.—Pero él no es así, ya lo sabes ¿Puedes confiar un poco en mí?Phil estiró los brazos y lo abrazó mientras daba un suspiro.—Claro que sí, a veces se me olvida de que ya no eres ese mocoso asustado y tímido que llegó a esta casa. Que te estás haciendo mayor y tomas tus propias decisiones y que yo, debo dejar que te tropieces de vez en cuando. —Se separó sin soltarlo y lo miró—, sabes que si te caes estaré ahí para recogerte, ¿no? —Dylan asintió un poco conmovido—. Y ahora, vete a la ducha, apestas a tabaco, hierba y no quiero saber a qué más. —Lo soltó y dio un paso atrás—. Seguiré fingiendo que no fumas esa mierda.—Vamos, Phil, somos brujos, de alguna manera nos conectamos con la naturaleza.—Eres imposible. —Se echó a reír y luego, con una ceja alzada, lo miró de nuevo— ¿estáis tomando precauciones, ¿no?A Dylan le subió un calor repentino al rostro que le cortó la respiración, después miró a Phil, sin saber que decir, pues cada vez que abría la boca le temblaba el labio inferior.—¡Phil! —Exclamó—. No... no debes preocuparte por eso, nosotros somos... responsables. ¡Sí! Esa es la palabra. Somos responsables. —Se cubrió el rostro con ambas manos y respiró de nuevo—, bien, después de este momento vergonzoso fraternal, que todo adolescente debe pasar, yo... sí, iré a ducharme.Phil, con una sonrisa, le dio unas palmadas en el hombro y volvió a la cocina. Dylan aprovechó el momento y, con el corazón caliente, subió a su habitación para poder darse una ducha y descansar antes de ir al taller.

Estrellas FugacesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora