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Happy House. Un corto diferente a lo presentado en el capítulo 14, con cosas más detalladas y otra historia de Sen que he creado.

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Desde que cumplió seis años, toda su felicidad comenzó a venirse abajo. De pronto los colores vívidos ante sus ojos zafiro ahora se veían colores opacos y sin vida, sin alegria, sin emoción.

La primera vez que le mintió a su padre a la cara solamente porque quería librarse de un castigo terminó algo mal de lo que había imaginado. De pronto estaba en su cama llorando en silencio mientras con un pañuelo húmedo limpiaba los rastros de sangre en su pierna, puesto a que el señor al que llamaba "papá" le había roto un pedazo de madera melamine* en toda la pantorrilla. Dolía como un infierno para el pequeño Sen, pero no lloraba fuerte para evitar más problemas por hacer ruido. A los días esto se volvió un moretón con una gran marca roja con rasguños, para su suerte, esto se ocultaba con el pantalón de su uniforme de la escuela.

Que habría pensado él en ese entonces que a pesar de que una mentira le había malogrado el aspecto de su pierna, aún lo hacía, pero poco a poco comenzaba a ser más experto en ello, en encontrar cosas que reafirmen su mentira como verdad y evitaba alguno que otro golpe.

Fue creciendo más y más de una mala forma, reprimiendo lágrimas, odio, enojo, mintiendo cada vez más que incluso a veces su realidad se distorsionaba con esas mentiras, confundiendo algunas cosas. Cuando llegó a los 12 años, entrando a secundaria, conoció a un chico que siempre veía con una sonrisa, siempre se divertía y hacía bromas. Se comparó con él y se dió cuenta que eran muy diferentes, muy opuestos. La vida lo hizo callado y tímido, ¿Qué vida tenía el chico pelinaranja para estar sonriendo y hacer amigos como si nada?

Un día el pelinaranja llegó a hablar con Senpai, este último por educación y curiosidad le siguió la conversación y de pronto se encontraban pasando juntos el recreo, solos. Supieron que tenían una amiga en común: Gracia*. Que a pesar de que sus gustos eran diferentes mostraron interés y por parte de Sen buscó cada gusto del ojiblanco para conocerlo más, era su primer amigo después de mucho y no quería malograr ello.

"Quiero siempre ir a la escuela, quiero estar a su lado" pensó mientras miraba el producto final de su tarea. Inconscientemente una pequeña sonrisa se asomó por sus delgados labios rosados hasta que el mismo cayó en cuenta lo que había dicho. Su cara se puso demasiado roja, era fácil notarlo en su piel pálida, dejó caer su rostro cubierto con sus manos a su escritorio. La vergüenza era clara, no podía creer lo que había dicho. No podía sentir nada por el chico del suéter verde, no porque se haría daño a el mismo.

Su sexualidad lo había descubierto dos años antes de terminar su primaria, cuando por primera vez experimentó un flechazo por un chico, y no cualquiera, si no por su mejor amigo, Max. Tres años en duda y se dió cuenta de que al final sí estaba enamorado, pero era tarde. Además, estaba bien así, la amistad con Max fue algo muy tóxica y por suerte salió de aquello.

Se levantó de su silla, dejando su cuaderno abierto en su escritorio para lavarse la cara en el baño. Se miró el rostro que aún se encontraba rojo pero cada vez iba disminuyendo. Tenía que estar negando sus sentimientos una vez más, no quería perder su amistad por esto.

Años pasaron, Sen fue coleccionando marcas en su cuerpo, marcas de cortes, moretones pasados que cuando solía tocar aún dolían a pesar de que pasaron semanas, y en descuido de ser supervisado cortaba sus muñecas sin sentir tanto dolor como antes, incluso sus manos delgadas tenían marcas por su dermatofagia* ya que en su ansiedad tendía a morderse los nudillos.

Se veía tan demacrado, tan cansado con las ojeras adornando la parte baja de sus ojos que solían brillar cuando estaba con Pico. Este nunca le había tomado importancia ya que lo veía reír a cada chiste que le contaba, hablaban tranquilamente sobre sus vidas y compartían lo que se le pasaba por la cabeza. Nunca se había dado cuenta de que las simples ojeras reflejaban algo mucho peor a lo que hubiera imaginado.

Un día mientras los dos estaban lavándose las manos ya que habian salido de su clase de arte, Sen se remangó la camisa y se revelaron sus cortes pasadas y nuevas. Pico tomó su muñeca rápidamente para ver detalladamente de que se trataba, pero no tocaba las heridas.

¿Cuándo te hiciste esto? —preguntó. Su ceño estaba levemente fruncido mientras miraba las heridas. Sen se sonrojó de vergüenza al ser descubierto.

E-eh... —desvió la mirada en nerviosismo, tratando de buscar una buena excusa del porqué de sus cortes. ¿Se tropezó y se cortó? ¿Rasguños de un gato?

Sin mentiras. —finalizó mirándolo a los ojos ahora. Finalmente Senpai le dijo todo en un quiebre tan fuerte que estuvo cargando por varios años de su vida, lloraba a mares e incluso ardían sus ojos y las lágrimas en sus mejillas. Ahora estaban en una banca cerca al pequeño huerto que había en la escuela, Pico lo consolaba sin decir nada, solo estando para él hasta que se tranquilice. Incluso perdieron algunas clases, pero no era tan importante ahora.

A la mañana siguiente, volvieron a estar en el mismo lugar, ahora Senpai parecía más tranquilo y con un gran peso menos en su espalda. Hablaba tranquilamente sobre un nuevo capítulo sobre un anime de básquet, su deporte favorito. Cuando este hizo una pausa, Pico aprovechó para hablar.

¿Puedes...puedes permitirme tu mano? —se escuchó la voz calmada pero algo preocupada de Pico. Sen lo miró y ladeó la cabeza un poco confundido pero asintió y le extendió su mano.

Pico lo dejó en su regazo, cerca a sus rodillas mientras comenzaba a rebuscar algo dentro de su mochila, luego sacó una crema cicatrizante para mostrársela al ojizafiro.

Vas a...

Sí, quiero curar tus heridas. Además, es un desperdicio tenerlo en casa ya que ya no me hago tanto daño últimamente. —dijo mientras abría la tapa y ponía un poco del ungüento entre sus dedos para después pasarlas por encima de las ahora cicatrices de Senpai, quien en silencio observaba, adornando sus mejillas con un leve sonrojo. Estaba curando sus heridas...justo ahí y ahora. Cubría y esparcía con tanta delicadeza y cuidado la crema sobre sus cicatrices de ambas muñecas, tanto cuidado y cariño que Sen dudaba ser merecedor.

Listo. —Pico cerró el envase de la crema cuando de pronto sintió un leve beso en su mejilla. Se estremeció un poco ya que no lo vió venir, rápidamente se giró a ver a Sen quien desviaba la mirada.

Te...te lo agradezco, nadie hubiera hecho esto por mi pero tú lo hiciste, muchas gracias. —agradeció al final, mirándolo a los ojos con una leve sonrisa. Pico tuvo que recomponerse rápidamente para dar una respuesta.

N-no te preocupes. Solo no vuelvas a hacerte esos cortes. —se dió una cachetada mental ya que su voz sonó un poco entrecortada cuando quería mantenerse serio. Falló rotundamente en el intento ya que junto a sus pecas, el color carmesí se esparcía en sus mejillas.

Una pequeña risita se escuchó salir de los labios de Senpai mientras asentía.— Te lo prometo.

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melamine: tipo de material plástico que contiene resinas cuya utilidad principal es el revestimiento de muebles de madera gruesa.

Gracia: viene de Grace que es para lo de Girlfriend.

dermatofagia: trastorno psicológico del comportamiento que se caracteriza por la compulsión de morderse o comerse la piel alrededor de las uñas, las cutículas, los dedos, la boca o los labios.

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dije corto pero creo que son como 1000 palabras ajkmsjs, no es algo a lo que me acostumbro pero espero les haya gustado! (⁠つ⁠≧⁠▽⁠≦⁠)⁠つ

y lamento hacer sufrir un tanto a este Senpai, no me funen (⁠╥ . ╥⁠)

𝐇𝐄𝐀𝐃𝐂𝐀𝐍𝐎𝐍𝐒 | 𝙋𝙞𝙘𝙤𝙋𝙖𝙞Donde viven las historias. Descúbrelo ahora