Capítulo 2

3 0 0
                                    

Nueve años después.

—¡Ya llegué familia!

—Qué bueno que ya estás aquí— la castaña bajaba por las escaleras serenamente, pero emocionada por la llegada de su hermana no tan hermana. Al llegar hasta donde estaba la abrazó—te extrañé muchísimo mi hermanita— le dijo

—Vamos— rodó los ojos con diversión correspondiendo el abrazo— solo me fui por cinco días, eso no es nada.

—Pero para mí fue una eternidad, se sintió como si hubieran sido cinco años— limpió sus lágrimas falsas al separarse del abrazo.

—No exageres con esas lágrimas de cocodrilo— rio la pelinegra.

Adelina la miró ofendida para luego soltar una carcajada y volver a abrazar a Kathleen.

—Adelina, no puedo... respirar, me estás... ahorcando.

—Al parecer la exagerada no soy solamente yo— le dijo para luego separarse del abrazo.

La pelinegra rio y rodó los ojos, amaba mucho a su hermanita no tan hermanita.

—Bueno, y ¿Cómo sigue tu papá? — preguntó soltando su maleta de sus hombros ya que Adelina no la había dejado siquiera.

Kathleen notó que la expresión de Adelina cambió y esto no era una buena señal— los doctores dicen que cada vez está peor— su mirada ahora estaba gacha.

Mierda. Ya la vida le había hecho suficiente daño y dado demasiados golpes como para recibir otro más.

La persona que le había dado techo, comida, ropa y todo lo necesario para estudiar y vivir estaba enfermo y no podía hacer nada más de lo que ya habían hecho para que él se recuperara.

Pero sentía que no era suficiente, de hecho, Kathleen nunca se sintió suficiente después de... eso.

Kathleen sintió una punzada de dolor al oír aquello. —¿No le ha funcionado el tratamiento?

—No— desvió la mirada —y yo cada día lo veo peor.

No, ya había perdido a su familia y no quería perder a una persona a la cual le tomó tanto cariño.

La mayoría de las personas quisieran vivir mucho tiempo. Una persona no escoge cuando muere, la muerte escoge ir a por ella y casualmente casi siempre a las que menos lo merecen.

¿Por qué las personas más buenas tienen que sufrir tanto? y un ejemplo de experiencia era ella, no recordaba haber hecho algo malo, pero desde chica ha sufrido demasiado.

—Pero debe haber algo que podamos hacer— dijo la pelinegra. Ella aún guardaba un poquito de esperanza, aunque en el fondo sabía que eso no era posible.

—No Kathleen, papá no va a aguantar un mes más— sus ojos picaban por las lágrimas que amenazaban con salir a la luz.

La realidad duele y mucho, demasiado, a decir verdad.

Kathleen al ver esto no dudo ni un segundo en abrazar a su mejor amiga, a su hermana, la persona que le ayudó a sobrellevar la muerte de sus padres.

—No quiero que papá se vaya— por fin pudo llorar a gusto, Kathleen era como su hermana y se apoyaban mutuamente.

Pero ¿Quién no lloraría pensando en que su padre está tan enfermo que ni los doctores le dan esperanzas?

'Su padre no aguantara mucho, máximo dos meses y eso que sería un milagro. Lo lamento mucho' — Esas fueron las dolorosas palabras que el doctor le había dicho hace un par de días.

Amor, Sangre y LágrimasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora