La estatua de dios.

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No sabía dónde estaba. No sabía por qué estaba ahí, pero algo era seguro. Estaba en peligro.

El chico empezó a correr, la "caverna" donde se encontraba era muy oscura, no lograba distinguir nada, sin embargo, un dolor en su cabeza de cierta forma lograba alertarlo ante los peligros a su alrededor.

Un lagarto con forma humanoide trató de perforar al chico con sus filosas garras, pero el chico de forma inconsciente lo esquivó. El lagarto furioso por no atrapar a su presa se lanzó a él con su boca abierta, mostrando unos dientes largos y afilados; un líquido escurría de ellos, pero no era saliva, eso seguro, era veneno. El chico asustado extendió la mano como si tuviese el poder de detener las cosas, como si en ese instante todo se resolvería o el lagarto tendría pena y se fuese, sin embargo, no estaba tan alejado de la realidad; una masa negra verdosa salió desenfrenada agitandose de forma errática mientras partía al lagarto.

—¿¡Q-qué era eso!?— preguntó con miedo mientras observaba el cadáver desfigurado— ¿¡Qué es esto!?— gritó señalando la masa negra que parecía calmarse.

Pero no tuvo tiempo para pensar. De las sombras, dos figuras más salieron, distintos lagartos, uno azul y el otro rojo; ambos salieron a cazarlo para poder comerlo, y el chico huyó.

Corrió, corrió y corrió, no podía dejar de correr por miedo a pesar de haber dejado atrás a esos lagartos hace tiempo. A la lejanía escuchó ruido, señales de una batalla, el chico caminó un poco para poder observar desde un lugar seguro, y al lograr ver la luz más al frente, de cierta forma él quedó sorprendido.

Caminó un par de metros y pudo observar, la pelea entre los lagartos y las personas, era una matanza a favor de las personas, ellas usaban magia y armas demostrando una habilidad increible.

—Asombroso— pensó con admiración al observar como ganaban la batalla, entonces los dos lagartos de antes se iban a unir a la batalla, pero observaron al chico y se centraron en él—. ¿¡O-otra vez!?— los lagartos se lanzaron hacia el chico pero fueron carbonizados por un fuego proveniente de una persona.

La persona se acercaba a él y en cuanto estuvo cerca le apuntó con su espada a su cuello. El chico estaba asustado, sudaba preocupado pero no se movió ni dijo nada por temor.

—¿Quién o qué eres?

—¿Quién soy?

Las personas habían terminado de exterminar a los lagartos y prestaron atención a su capitán y al chico nuevo, lo miraban curiosos y temerosos; encontrar a una persona en estos lugares era extraño a menos que sea un monstruo, sin embargo este chico no mostraba señales de hostilidad por lo que se le daba el beneficio de la duda.

El chico tardó un rato en responder, pero la punta de la espada se pegó más a su cuello por lo que comenzaba a sangrar.

—No preguntaré una vez más. ¿Quién o qué eres?

—Yo... No lo sé

El chico respondió con sinceridad, no sabía quién era, donde estaba, por qué estaba ahí. Se examinó a sí mismo y no había notado la ropa "extraña" a comparación de los demás, sus colores entre verde, negro y rojo por lo que parecía ser como una armadura para los brazos, unos guantes grises que anteriormente eran blancos, una mochila amarilla, y una bufanda desgastada del mismo color. Toda su vestimenta se encontraba en malas condicones, se notaban daños en cada parte que pudieras observar, pero su rostro, su cabello verde aspero por la suciedad era tan largo que le cubría casi por completo los ojos, los cuales se notaban muy cansados y forzados a seguir abiertos, tebía rasguños en las mejillas y su boca no mostraba ni siquiera el temor que demostraba tener. 

Lost MemoriesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora