𝐂𝐚𝐩í𝐭𝐮𝐥𝐨 𝐯𝐞𝐢𝐧𝐭𝐢𝐧𝐮𝐞𝐯𝐞

8 4 0
                                    

Esa mañana había un alboroto en el hospital cuando bajo Dania al primer piso al área de urgencias para dejar unos informes, las enfermeras estaban molestas, al parecer un automóvil tuvo un accidente y había varias lesionadas, pero una estaba dando mucha lata, no se dejaba realizar la curación y era impertinente con todos, ninguna de ellas quería acercarse y hacer el intento siquiera para ver si se dejaba

-¿Qué pasa?

-Una paciente- bufó una de las chicas - Se cree creada por dioses y no quiere que le hagamos la curación sin que le duela ¡Es peor que una niña! Sí, será todo lo guapa que quiera, pero no le quita lo imbécil.

-¿Podrías ayudarnos Dania? - le dijo una de ellas

-A lo mejor tú la convences...

-Por favor, has el intento...

-Está bien, pero me deben un almuerzo

-¡Gracias! - aplaudieron todas y señalaron el área donde estaba aquella paciente malhumorada

Dania fue decidida a someter a esa caprichosa, preparando sus puños por si fuera necesario, pero al correr la cortina, se quedó helada... aquella paciente, al sentir que la cortina se abría se volvió molesta

-¿A qué hora me piensan atend...? - y se quedó en silencio

Alexa Anahí

Dania hizo un esfuerzo sobrehumano, mientras su corazón se partía en dos... así que... ella estaba ahí, en la ciudad... y no se había interesado siquiera en buscarla... perfecto...

Así era de idiotas extrañar a quien ni siquiera le importas...

Pero se mantuvo firme y esbozo una sonrisa, mientras que Alexa permanecía seria y paralizada

Alexa seguía tan hermosa o quizás más de cómo lo recordaba, la madurez había asentado más sus finas facciones, no dudó que donde sea que estuviera, fuese rodeada por hombres y mujeres dispuestas a conquistarla... eso dolió... y mucho

-Me dijeron que había una paciente quejumbrosa aquí... no sabía que eras tú- bromeó... aunque en su interior lloraba- ¿Vas a dejarte que te haga la curación o tengo que ponerte camisa de fuerza?- le decía mientras arrimaba el carrito de curaciones y se preparaba

-Eres... enfermera...

-Ajá - Se alzó de hombros sin dejar de sonreír... claro, ni siquiera sabía nada de ella, obvio ¿Por qué podría importarle? Cuando en su colegio inglés, podría interesarse o recordarse que había dejado un corazón roto en México.

Alexa no sabía qué decir, más que contemplarla

-Escucha... voy a hacerte una curación, es una suerte que lo tuyo solo fueran raspones y pequeñas heridas... esto arderá un poco, pero después ya no sentirás nada... ¿Okey?

Alexa asintió

Se mantuvo calmada todo lo que pudo, aguanto el ardor de la anestesia y miró atentamente el modo en que Dania le curaba su pierna, no duro más de media hora, con un silencio pesado, no le pregunto absolutamente nada de su vida, ni que desde cuando estaba en México, hasta que terminó y le miró sonriente

-¡Listo! - Le dijo - Que buena paciente, si fueras una niña, te daría una paleta

-¡El doctor está aquí! - interrumpió la enfermera

-¡Ya está! - Afirmo Dania - ¡Que estés bien! - se despidió de Alexa y salió corriendo antes que el médico de urgencias le viera y llamara la atención

Y corrió... corrió lo más que pudo hasta encontrarse en un pasillo solitario, donde se derrumbó y dejo salir sus lágrimas ¿Cómo podía doler tanto después de cinco años de haberse separado? ¿Qué clase de tonta era para que después de tanto tiempo pensara siquiera que la recordaba o que la seguía amando? Solo ella mantenía esperanzas aferradas a la nada, solo a ella se le ocurría sentarse en una banca esperando a que regrese su amor y su amor finalmente regresa para no reconocerla

Alexa no le prestó atención al médico... solo asentía, su mente solo estaba pensando en Dania, en su amor por ella, en sus sentimientos, no había podido reaccionar cuando la vio, ni siquiera pudo decirle algo, es más, no pensaba que ella estuviera en la ciudad, creía que a lo mejor estaba en otro lado...

-Señorita - Le pregunto a la enfermera- Dania... La enfermera que me atendió ¿Dónde está ahora?

-Está en la sala de pediatría señorita - le respondió - Segundo piso

-Ok, gracias - suspiró y se puso de pie, renqueaba un poco, pero eso no le importó, procuro subir al segundo piso usando el elevador, pero al salir, se encontró con Yahir... y obviamente se le heló el pensamiento

-¿Alexa?

-Hola

-¿Te pasó algo? - señaló su pierna

-Sí, un accidente...

-Ah... pero todo bien

-Sí...

-¿Buscas algo, te perdiste?

-Dania...

-¡Ah! - sonrió - Está en el área de pediatría, soy uno de sus jefes... ¿Quieres verla? Solo espero que no te sorprendas cuando ella te diga que estamos saliendo

Alexa se quedó helada

-Me costó mucho trabajo enamorarla, bastantes años... pero al final, termino dándome una oportunidad, como no regresabas, no te iba a esperar por siempre, incluso iremos juntos a la boda de Daniela y Gera... Ahora estoy pensando en mudarme con ella

-Que... Bien... yo solo quería saludarla y... despedirme... solo vine de vacaciones

-La verdad si sufrió mucho cuando la abandonaste... tú no sabes lo que estuvo padeciendo... yo creo que lo que menos debes hacer, es incomodarla con tu presencia, tú la dejaste, déjala ser feliz por favor...

Alexa en realidad no pudo decirle nada ante eso... efectivamente, cuando sus padres le dijeron que iría a la universidad en el extranjero, lo aceptó, pero no quiso despedirse tan directamente de Dania, no quería una escena, no quería arrepentirse de su decisión, porque estaba muy ilusionada con irse, sacrificó su amor... y tenía que vivir con ese error toda su vida... cuando llego a su nueva escuela, perdió su móvil, se dijo que pediría de nuevo los números, sin embargo, los días, semanas y años pasaron y nunca hizo nada por buscar a sus amigas

Realmente... Yahir tenía razón

Una enfermera fue a buscar a Yahir y se alejó, dejando a Alexa con el mal sabor de boca, así que solo se volvió para meterse al elevador y bajar de nuevo... esperar a que su familia fuera por ella, deseaba regresar de nuevo a Europa... tampoco es que hubiera tenido muchos amores en su universidad, si había tratado de tener romances, pero sin éxito, se encerraba en un caparazón y se ganó el apodo de la princesa de hielo

Y eso era porque Dania si había dejado una huella imborrable

Cuando Dania descargo sus sentimientos, regreso a la sala de pediatría, aunque era evidente que algo había pasado, sus ojos más pequeños de lo normal y visiblemente hinchados la delataron.

Afortunadamente, los niños la distrajeron, entre sus llantos, sus risas y jugar con ellos Pero al salir del trabajo... al salir a la triste realidad, las lágrimas volvieron y se fue de inmediato a su departamento, para encerrarse y llorar su dolor, sin que no hubiera nada que pudiera interrumpirla o detenerla...

^𝗥𝗲𝗻𝗾𝘂𝗲𝗮𝗿; 𝗰𝗮𝗺𝗶𝗻𝗮𝗿 𝗰𝗼𝗻 𝗱𝗶𝗳𝗶𝗰𝘂𝗹𝘁𝗮𝗱 𝗱𝗲𝗯𝗶𝗱𝗼 𝗮𝗹 𝗱𝗼𝗹𝗼𝗿

𝗛𝗔𝗦𝗧𝗔 𝗤𝗨𝗘 𝗟𝗟𝗘𝗚𝗔𝗦𝗧𝗘Donde viven las historias. Descúbrelo ahora