Capítulo Único

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Peter Hale se encontraba conduciendo a las afueras de Beacon Hills, después de un mes de haber terminado con su ahora ex-novio, Deucalion. No había usado a su dulce bebé desde que estuvo en aquella tóxica relación.

Conducía a gran velocidad, con lo que no contaba era que justo en el camino, pequeñas y afiladas piedras estaban por todo el asfalto. Lastimosamente, varias de estas se clavaron en los neumáticos de su tan preciado auto que explotaron, haciendo que derrapara.

—¡Mierda! —grito por la explosión de las llantas.

Al ser un conductor experto, fue capaz de hacer que no volcara y causar un trágico accidente. Se detuvo para luego salir y ver los daños que esas minúsculas piedras causaron en su bebé. Dió un fuerte gruñido y llamó para que pudieran llevarlo con el mecánico.

Unos diez minutos después pasaron y una vieja grúa llegó hasta donde él. Engancharon la grúa junto al carro, el encargado le dió una mirada y luego habló.

—Apenas cambien los neumáticos y vean si no le ocurrió más nada, te darán el recibo —le dijo el que atendió el llamado.

Peter asintió y cuando llegaron el tipo le dijo que fuera a la “sala” de espera. Pasarón unos cuantos minutos cuando un hermoso hombre de ojos azul grisáceos y sin camisa llegó hasta quedar justo frente suyo, dándole una gran sonrisa.

—Hola, será un placer ayudarte —le extendió la mano—. Christopher Argent, un gustó.

Peter sintió sus piernas temblar y su orificio boquear nada más de escuchar tan ronca voz de aquél Adonis.

—Peter Hale —una sonrisa de lo más coqueta apareció en su rostro—. El placer es todo mío.

Le guiñó el ojo y Argent sintió un cosquilleo en la entrepierna por tan pícara mirada que su cliente le estaba dando.

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En todo el tiempo que Peter estaba en el taller no perdía de vista los gruesos y fuertes brazos de Chris, estos se tensaban cada vez que intentaba cambiar un neumático o que aplicaba mucha fuerza. Y como no quería irse tan rápido, pago por una revisión completa.

Chris no sabía cómo sentirse del todo, para él no era nada raro llamar la atención tanto de mujeres, como de hombres, pero con él, con él todo fue completamente diferente.

Tal vez por la forma de ser de Peter le llamó la atención, no creía que un tipo con demasiado dinero le estuviera coqueteando tan descaradamente que su miembro se endureció.

—Listo, Sr. Hale —decía mientras se limpiaba el sudor.

—Umm ¿En serio? —Peter sonaba triste—. Que lástima —eso último lo dijo susurrando.

—Eh, sí —se rascó la nuca—. Cambie los neumáticos, revise el motor y cualquier otra cosa que pudiera estar dañada, pero todo lo demás se encuentra en buen estado.

—Gracias por ayudarme.

Peter se acercó a Chris y tenía puestas sus manos en los pectorales sudados, había llegado un momento en que hacía tanto calor, que Chris no tuvo más opción que quitarse la camisa sucia que traía puesta.

—S...Sí —tragó saliva—. Fue… Es mi trabajo —Chris no pudo evitar tartamudear.

Nada más Peter le sonrió, continuando acariciando su fuerte pecho, que no supo quien fue el primero en dar un beso al otro para terminar los dos en uno de los baños que había del taller

Chris estaba de pie con el overol y boxer por las rodillas y Peter sentado en el retrete chupando su polla con desespero, viendo directo a los ojos del delicioso hombre erguido sobre él. Ni que decir de Chris, le encantaba como su miembro era tragado por aquella dulce y cálida boca, aún con todo el sudor y el olor que tenía por estar toda la mañana y parte de la tarde trabajando.

—Sabes tan rico —hablaba Peter entre gemidos y chupadas con hilos de saliva entre su boca y la polla de Chris.

Lo tenía lubricando bastante y es que aquella chupada no era para nada suave. Tanto así que espesas gotas de baba se resbalaban de la boca de Peter, bañando sus bolas y luego mojaban su ropa interior.

Peter se levantó del retrete y fue directo a la axilas peluda de Chris, de igual manera en que había chupado su polla, lo hacía con estas. Aquello le encendió por completo a Chris y le agarró del mentón para besarlo.

No le importaba sentir su propia esencia, lo único que quería era que nunca terminará lo que estaban haciendo. Peter en medio del beso llevó sus manos al miembro de Chris y rápidamente le masturbaba, la fricción de las manos con su miembro y el beso estaban haciendo efecto.

—¡Me corro! —dijo en medio de aquel arrollador beso.

Ni dos segundos después de eso y Peter estaba hincado chupándole otra vez, sintiendo como ese mástil palpitaba en su boca para luego ser llenada con la leche espesa y caliente de Chris.

—“Mucho más rica que la de Deucalion! —se dijo así mismo con el semen saliendo de los costados.

Aunque Chris se corrió y respiraba de forma agitada, Peter no se sentía saciado, él quería mucho más que una simple corrida en su boca. Por eso con Argent embobado lo tomó de los hombros nada más sentarlo en el retrete se le encaramó encima, usando sus dedos recogió del espeso líquido y se untó justo en su raja.

—Vamos a disfrutar tanto.

Ni bien Chris pudo decir algo más que unos simples gemidos, ya que Peter guío  miembro justo entre su culo y se lo metió completo en su interior. Si sentía bien estar dentro de aquella boca, estar dentro de Peter era la gloria. Su polla se sentía asfixiada por lo apretado y caliente que estaba ese rico agujero.

—¿No te habían comido la polla así de rico? —le agarró fuerte del mentón—. No, claro que no.

Seguía cabalgando como si tratara de sacarle el cerebro por su miembro y a Chris claro que le estaba causando un señor y placentero orgasmo.

—¡Te sientes tan bien allí!

Chris no podía evitar gritar con tan buena follada que le estaban dando, cada que salía y entraba sentía como el interior de Peter se apretaba en su hendidura con el propósito de no dejarle escapar. El sonido de chapoteo que generaban sus pieles junto con los gemidos de los dos en el baño, eran igual que una orquesta.

Agarrando de la cintura a Peter no pudo resistir más por lo que levantó su cadera para chocar una última vez con aquellas grandes y carnosas nalgas, dejando su semilla en el interior de estas. Peter también terminó bañando el abdomen de Chris, su culo estaba siendo llenado con tanta leche espesa y caliente, no cabía de la felicidad.

Viendo a Chris sin aliento decidió darle una lamida a su boca, escupirle en esta y chuparle la lengua.

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Los dos salieron como si nada, Peter abrió la puerta de su carro y antes de que alguien pudiera verlos, agarró a Chris de la camisilla, estampado un sonoro beso con lengua.

—Tienes mi número, sabes a dónde llamar.

Y se fue de allí, dejando a Chris con un terrible problema en sus pantalones. Escuchó su celular sonar y sin ver el nombre o el número contestó la llamada.

—¡Chris! —era Victoria, su esposa—. ¡Se suponía que debías estar hace quince minutos, es la cena de aniversario de mis padres!

—Perdón —seguía mirando por el camino donde Peter se había ido—. Tuve un cliente a último momento, pero ya voy para allá.

—¡Más te vale no tardar más! —se escuchaba muy enojada—. ¡Te quiero aquí en cinco minutos!

Seducido por el mecánico - PetopherDonde viven las historias. Descúbrelo ahora