Samantha
Leí la carta por segunda vez y a lo lejos divisé a Felix, estaba jugando con sus amigos.
Sabia que yo le gustaba, más él nunca había hecho nada.
Con mis pensamientos vagando no me di cuenta cuando unos amigos llegaron a mi lado y él también.
—¿Qué les Samantha? — cuestiono él con intriga y eso se sintió raro.
Sabia que él no podía haber mandado la carta, no luego de que él
mismo me entregará una cara a cara.
—No es nada — dije mientras la guardaba en mi carpeta —. ¿Nos vamos?
Ese día el profesor nos había encargado un trabajo en equipos que afortunadamente me toco con gente que conocía.
Sin más que decir salimos del lugar en busca de nuestros autos, todos iríamos a casa de Felix.
🪿
Cuando llegue a mi auto, Sara tomo el asiento de copiloto.
—¿En que tanto piensas mocosa?
—Alguien dejó una carta de declaración en mis cosas.
—¿Felix?
Yo negué.
—No se de quien sea, lo único que se es que estaba impresa.
—¿Por qué te preocupa?
—Porque se que no es de Felix.
Ella sonrió.
—No entiendo absolutamente nada, además, ¿como sabes que es de él?
—Si él me hubiera querido escribir eso, me hubiera dado la carta de frente.
—¿Cómo lo sabes?
—Porque el ya me había dado cartas de amor.
—¿Cuándo fue la última?
Cuando pregunto aquello me quede en silencio.
Ya había pasado mucho desde la última vez que Felix se me había declarados pidiendo una oportunidad.
—Dos años.
—¿A lo mejor ya no le gustas?, ¿No era lo que querías?
