Solo Contigo

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—Ese hombre es realmente guapo, ¿verdad Marilyn? —comentó una de las enfermeras.

—Es una pena que sea gay —respondió Marilyn.

—¿Gay? —preguntó la otra, sorprendida. —¿Es seguro?

—No se le conocen relaciones con mujeres, aunque hay rumores de que Nataly, la actriz, no deja de coquetear con él... Pero nada confirmado.

—Mire, doctora —dijeron mientras le mostraban el celular a Sofía. —¿No es muy lindo?

—Jaja, concéntrense en el trabajo. Si el director las ve así, las va a regañar —dijo Sofía antes de dirigirse a su oficina.

Sofía había estado casada con Brad Di Marco durante 5 años, un matrimonio marcado por la distancia. Durante ese tiempo, Sofía se dedicó a sus estudios y ahora estaba realizando sus prácticas en uno de los hospitales más prestigiosos. La comunicación con Brad se limitaba a felicitaciones en cumpleaños y aniversarios, y desde poco después de su boda, no se habían vuelto a ver.

Ella estaba al tanto de que Brad había llevado su empresa al éxito y se había convertido en un referente del entretenimiento en Europa. También estaba consciente de los numerosos escándalos de Brad con otras mujeres, pero él siempre lo negaba todo con un "No es verdad".

En la víspera del estreno de "La sombra de tu amor", la nueva comedia melodramática protagonizada por Nataly Fiore, una de las actrices más renombradas de la compañía de Brad y de toda América, Sofía reflexionaba sobre su vida. Había hablado con Leah el día anterior, quien la había invitado a su 22º cumpleaños. Sofía tenía dos días para regresar a Roma, ya que le había prometido a Leah que asistiría. Además, estaba considerando la posibilidad de buscar nuevas oportunidades en Italia, su sueño desde que comenzó a estudiar. Con su graduación acercándose, pensó que sería adecuado terminar sus prácticas en el país que siempre había anhelado.

La noche anterior.

La pantalla del celular de Sofía se iluminó con la imagen de Leah, su sonrisa radiante llenaba la pantalla. 

—¡Sofía! ¡Tienes que venir a mi fiesta de cumpleaños!. —exclamó Leah, su voz llena de emoción. —Será una noche inolvidable, y no sería lo mismo sin ti.

Sofía sonrió, recordando los momentos que habían compartido durante su año en Italia. —No me lo perdería por nada del mundo, Leah. Hace años no voy a un cumpleaños tuyo, haré lo posible por estar allí. —respondió, su corazón se calentaba con la idea de reencontrarse con su vieja amiga.

—Prométeme que vendrás, Sofía. Será una noche mágica, y además, tengo una sorpresa para ti. —dijo Leah, su tono misterioso despertando la curiosidad de Sofía.

—Está bien, te lo prometo. ¿Pero qué sorpresa es? —preguntó Sofía, intrigada.

—Ah, eso tendrás que descubrirlo tú misma. Nos vemos en Roma, ¡no faltes! —Leah colgó antes de que Sofía pudiera preguntar más.

Sofía guardó su celular.

Ahora.

Sofía salió de su oficina, la bolsa de cuero colgando de su hombro y la mente llena de planes para el futuro. Mientras caminaba por el pasillo, se encontró con el director del hospital, un hombre con quien había compartido muchas conversaciones y risas, aunque ella desconocía los sentimientos más profundos que él albergaba hacia ella.

—Sofía, ¿era en serio lo de la carta de renuncia? —preguntó el director, con una mezcla de preocupación y sorpresa.

—Sí, es en serio —respondió Sofía, deteniéndose para enfrentar la situación. —He decidido continuar mis prácticas en Italia. Envié mi currículum hace unas semanas y me han aceptado. Además, parte de mi familia está allá.