01

802 115 0
                                    


S.P

Ayer por la tarde llegamos a Alemania, mi tío Carlos me dijo que me había conseguido un matrimonio con alguien importante hace algunas semanas, solo asentí con la cabeza, sabía cómo era la mafia.

Desde el día de mi presentación como omega sabía que iba a tener vida diferente a la de mis primos, seré sobrino de la cabeza de la mafia mexicana pero al final del día soy omega, una moneda de cambio.

Me encuentro siendo preparado para ir hacía el altar en algunos minutos, estoy siendo alistado por unos betas, no estoy poniendo mucha atención a lo que dicen, mi mente solo puede escuchar el sonido del reloj que está colgado en la pared.

Volteo hacía la puerta cuando escucho a mi tío llamarme para llevarme hacia mi futuro esposo, no se como es, ayer cuando llegamos nos fuimos directo hacia el hotel.

Voy agarrado del brazo de mi tío, estamos esperando que habrán las puertas para poder entrar.

-Checho, se que tal vez sea difícil para ti casarte a tan temprana edad pero si ese animal te hace algo, me lo tienes que decir.

-Claro, no se preocupe tío.

-No seas cortante Chequito, se que serás feliz con el, y sino podemos divorciarte y regresaras a México, le cortaré la lengua a quien se atreva a cuestionar tus acciones.

-Lo se tío, se que tengo el apoyo de la familia.

Iba a seguir hablando hasta que las puertas de la iglesia se abren, puedo ver que la habitación está llena, algunas personas las reconozco mientras que a otras no.

El camino hacia el altar se me hace largo, siento que en cualquier momento vomitare por los nervios.

Estoy tan inmerso en mis propios pensamientos que no me doy cuenta que ya estoy al lado de mi futuro esposo. Es un chico que aparenta ser más grande que yo, tiene ojos azules, tés blanca como una perla y con una cicatriz en el cuello.

 Es un chico que aparenta ser más grande que yo, tiene ojos azules, tés blanca como una perla y con una cicatriz en el cuello

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.


M.S

Me encontraba algo nervioso, después de casarme todo el peso de la mafia alemana iba a caer sobre mi. Mi padre se iba a retirar para que yo me encargará del negocio familiar.

Estaba esperando a mi futuro esposo en el altar desde hace algunos minutos, podía escuchar los murmullos de algunos invitados en los cuales decían que se había escapado y así dejarme plantado en el altar.

Me empezaba a desesperar, iba a mandar a uno de los guardaespaldas  hasta que la gran puerta de la iglesia fue abierta, vi al bello joven entrar a la iglesia acompañado, tanto yo como mi alfa nos quedamos deslumbrados ante tal ser tan bello, era el hombre más hermoso que había visto en mi vida.

Poco a poco se iba acercando a mi, no sabía cómo descifrar su expresión, se miraba inexpresivo. Tenía su mirada vacía, como si no supiera que hacer.

De cerca era más bello de lo que pensé, pude ver las pecas en su cara las cuales parecían haber sido salpicadas con pintura, su perfil era perfecto ante mis ojos, su piel canela que me hizo suspirar y sus labios que me hacían que mis ojos no se pusieran despegar de ellos.

Apenas y le ponía atención al padre enfrente de nosotros, mi atención solo estaba en mi futuro marido.

Apenas y le ponía atención al padre enfrente de nosotros, mi atención solo estaba en mi futuro marido

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

S.

Estábamos en la recepción de la boda, mi esposo y yo nos encontrábamos sentados juntos.

-Se que es tarde pero me presentó, soy Max Schumacher, tu nuevo esposo.

-Soy Sergio Pérez, espero no tener problemas en algún futuro.

Hubo un silencio incomodo, sabía que el quería seguir con la charla pero no sabía con que iniciar, mi mente solo podía pensar en algo.

-Max, ¿vas a querer consumar nuestro matrimonio el día de hoy?

Quería saber que era lo que me iba a pasar cuando llegara a mi nuevo hogar, quería prepararme mentalmente.

-No te preocupes por eso Sergio, hay que ir lento, no es por ofender pero no me quiero acostar contigo por ahora.

¿Acaso me había rechazado? Me siento aliviado pero nunca pensé que esa fuera su respuesta, pensé que iba a tomar.

-Lo que digas.

SangreDonde viven las historias. Descúbrelo ahora