La abadía Lilyfield (Traducción Finalizada)

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"Te ves bien".

Lo primero que le ordenaron hacer en "La abadía Lilyfield", fue ponerse la ropa monástica: Una larga túnica negra de una sola pieza que, en realidad, le quedaba perfecto a alguien como Joel, que de por si era delgado, alto y de pelo negro muy abundante. Tenía una especie de capa blanca sobre los hombros y un velo en la cabeza. Le pusieron una cruz alrededor del cuello, y le hicieron ver justo como una monja. Pensó que le iban a afeitar la cabeza, a ponerle una tunica café enorme y a hacerle andar descalzo.

Pero en un monasterio para omegas, las reglas parecían ser completamente diferentes.

El abad Raffensberger asintió con satisfacción al verlo. Era un hombre con cabello rubio que asomaba del velo, alguien joven y completamente encantador a la vista.

"¿Estás listo para entregar tus demonios a Dios?"

Estaba seguro de que él era un omega de una familia aristocrática. Básicamente, porque el abad de un monasterio siempre solía ser elegido entre los hijos de aristócratas de muy alto rango.

Joel había leído sus votos frente a él, recibió su bendición y fue justamente por eso que se convirtió en monje de la abadía.

"Sí."

"Voy a decirlo incluso aunque ya lo sabes." Dijo "Todos los monjes, incluyéndome a mí y a los abades, somos Omega. Tienes muchos compañeros contigo este año así que, por favor, haz lo mejor que puedas por avanzar."

Al escuchar esto, dicho con una voz suave que tenía incluido algo muy parecido a la "compasión", sintió que de alguna manera realmente sería posible para él sobrevivir los próximos cinco años de encierro estando a su lado.

"Estarás a cargo del Hermano Gabriel así que..."

El abad señaló a un monje que estaba cerca de ellos. Tenía aproximadamente la misma edad, también era hermoso, y llevaba el cabello negro, largo, con una cara adornada con unos anteojos redondos.

"Preséntese, maestro."

"Mi nombre es Gabriel Gladstone, jefe de prácticas. Si no entiendes algo, por favor, pregúntame sin pena ¿Está bien?"

"Gracias. Soy Joel Elder. Encantado de conocerte".

"¿Hay algo que quieras saber, Joel?"

"Ah... No. Nada en particular."

Porque no podía pensar en ello inmediatamente.

"Entonces, yo tengo algo que preguntarte a ti."

"Claro."

"¿Cuándo empezó y terminó tu último celo?"

"..."

Joel estaba nervioso porque no esperaba que le hicieran esa pregunta. Sus mejillas naturalmente se sintieron calientes mientras él esperaba a que hablara de nuevo. Le miraba tan fijamente, con tanta curiosidad, que casi retrocedió.

"Esto es algo que necesitamos saber para cuidar la salud de nuestros omega".

Añadió Gabriel mientras lo veía dudar en su respuesta.

"... Entiendo. Sí. Supongo que tiene lógica, lo siento."

A partir de ahora, iba a vivir aquí y a ser parte de este extraño grupo de hombres. Era Omega, todos eran Omegas y ya que el celo les ocurría aproximadamente una vez cada tres meses, definitivamente era importante conocer el tiempo para prepararse y tenerlos aliviarlos.