04. Enfado (I)

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Nadie se da cuenta que estamos mal hasta que la tristeza se transforma en enfado



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A veces siento que nadie realmente entiende lo que estoy pasando. Me siento como si estuviera caminando por este mundo con una máscara, tratando de ocultar la tormenta que está rugiendo dentro de mí. Intento sonreír, intento actuar como si todo estuviera bien, pero en realidad, me siento como si estuviera al borde de un abismo emocional, a punto de caer en la oscuridad.


Nadie parece darse cuenta de que no soy la "mala" en esta historia. Todos parecen tener expectativas de mí, esperando que siempre esté bien, que siempre sea fuerte. Pero ¿qué pasa cuando la fortaleza se desvanece y solo queda la fragilidad? ¿Qué pasa cuando la tristeza se transforma en rabia y la desesperación en furia?


A veces me pregunto si alguien notará alguna vez la batalla que estoy librando dentro de mí. Si alguien verá más allá de la sonrisa falsa y se dará cuenta de la tormenta de emociones que está rugiendo en mi interior. Pero hasta ahora, todo lo que he recibido son miradas vacías y palabras huecas, como si nadie realmente se preocupara por lo que estoy pasando.


Pero a pesar de todo, todavía tengo esperanza. Todavía creo en la posibilidad de encontrar la luz en medio de la oscuridad, de encontrar la fuerza para enfrentar mis demonios internos y salir más fuerte del otro lado. Porque sé que, al final del día, la verdadera fortaleza viene de permitirnos ser vulnerables, de compartir nuestras batallas con aquellos que nos rodean.


Sé que cada tormenta eventualmente se calma, y que casi siempre hay un arcoíris esperando al final. Pero realmente podemos hablar de un siempre? Y si fuese el apocalipsis que diriamos. Se calmaria aquella tormenta?


Realmente no se que pensar, pero tal vez, solo tal vez, algún día encontraré la paz que tanto anhelo, y podré dejar de ser la "mala" en mi propia historia. Aun que la verdad, a veces no me importa serlo.



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Nadie se da cuenta que estamos mal hasta que la tristeza se transforma en enfado, pero en medio de esa tempestad emocional, encontramos la fuerza para sanar nuestras heridas. Nos dicen que somos como un jarrón agrietado, que si lo pegamos nunca será como antes, que es imposible arreglarlo. Pero eso es una mentira. No se arregla pegando los trozos, sino volviendo a poner de nuestra esencia. Porque solo cuando nos aceptamos tal como somos, con todas nuestras grietas y cicatrices, podemos experimentar la verdadera sanación y encontrar la belleza en nuestra propia imperfección.





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⏰ Última actualización: Jun 27 ⏰

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