58.

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—¿Hanbin?

La voz de Zhang Hao me hace abrir los ojos con pánico y mirar hacia todos lados.

—Demonios —mascullo entre dientes al darme cuenta que me he quedado dormido de verdad.

—Su celular no deja de sonar —informa y mi oído se agudiza para escuchar la típica tonada de una llamada—. Nos quedamos dormidos.

—No me digas —digo sarcástico, levantándome para caminar al escritorio y contestar la llamada entrante—. Karina... —mi voz tiembla con nervios y miro a Zhang Hao mientras espero respuesta.

¡No puedo creerlo! —grita—. Estuve una hora entera esperándote, Hanbin, ¡una hora!

—Lo lamento, lo lamento tanto en serio —hablo, dejándome caer en la silla y viendo la hora en mi celular, 06:31—. Hay unos problemas en la escuela, asuntos... Legales.
Tuve que quedarme e iba a mandarte un mensaje, pero no encontraba mi celular.

¿Asuntos legales? —su tono se suaviza y me siento un poco mejor—. ¿Están bien todos?

—Eh, no puedo decir nada. Ya sabes, discreción y privacidad —me excuso—. Te veo luego, tengo que irme. El director me está buscando.

Pero, Hanbin... —cuelgo y lanzo el celular al escritorio para después dejar caer mi cabeza sobre este mismo.

—Me odio —niego con la cabeza sobre la madera.

—S-Sólo cancelo una cita, no es para tanto —intenta tranquilizarme Zhang Hao—. Tal vez...

—Ya vayámonos —lo interrumpo mientras me enderezo—. Jiwoong estará por llegar, si no es que ya llegó... —tomo mi celular y veo las llamadas y mensajes perdidos—. Y sí, ya llegó.

Me levanto para tomar mis cosas y veo a Zhang Hao tomar su mochila y tallarse los ojos. Ahora no puedo evitar ver sus labios. Tiene un rastro de baba seca, lo cual me causa un poco de risa, pero no digo nada y lo encamino hasta el auto.

—Hanbin... —habla Zhang Hao y lo miro mientras enciendo el auto—. ¿Estás bien? —pregunta y lo miro ahora intrigado.

—Sí, seguro, ¿por qué?

—No, por nada —sacude ligeramente la cabeza y mira al frente.

Quiero insistir, pero mejor me callo y comienzo a conducir.

Son momentos en los que me siento incómodo con él, como si alguien quisiera decir algo. Pero luego me pierdo en mis pensamientos y olvido que estoy con él.

—Zhang Hao, antes de ir... —comento, girándome hacía él una vez me estaciono al inicio de la calle de Jiwoong—. Sé... Sé que no soy la mejor persona con la que puedas contar —continuo—. Y sé que sonaré cómo un idiota, pero por favor, no le digas nada sobre lo que ha pasado estos días a Jiwoong y Matt. Sabes a lo que me refiero y-y... Lo lamento, pero creo que eso no es lo importante ahora. Y aunque lo fuera, ellos no tienen porque saberlo.

—Entiendo, Hanbin —contesta casi al momento y me sonríe un poco—. Pero... Creo que para Matt será importante saber que usted es...

—No —interrumpo con seriedad—. No soy nada de lo que tú eres ni de lo que Matthew es, ¿bien? —no lo acepto, estaba cansado. Pensaba mal.

—Hanbin...

—Sí les dices algo... Mierda, Zhang Hao. Estos días cuidé de ti, no tendrías porque darme la espalda.

—Hanbin, no les diré nada —me tranquiliza y recarga su cuerpo en el asiento—. Haga lo que quiera. De cualquier manera, fue la última vez, ¿no? —aprieto los labios—. Dudo que en algún momento este con un chico, usted ama a esa chica, Karina. Así que su heterosexualidad está intacta ante todos —niega con la cabeza y abre la puerta para bajar.

—No tienes derecho a hablar de mí así. Ni siquiera me conoces —le digo antes de que cierre la puerta.

—Y no quiero hacerlo —habla con molestia.

Empuja la puerta con fuerza, pero antes de que ésta de el portazo, Zhang Hao toma la manija y la cierra normalmente. Ni siquiera puede molestarse.

—Zhang Hao, ya basta —digo molesto mientras bajo y cierro el auto.

Él sólo sigue caminando hacia la casa de Jiwoong y troto hacia él, tomando su muñeca para que gire y me mire. Está molesto y no sé porque, es mi vida y no tiene derecho a decir que debo hacer o no.

—Deja de comportarte como un niño. Sólo te estoy pidiendo que no le cuentes todo lo que pasa en tu vida a todos. Nos besamos, sí, pero ellos no tienen porque saberlo.

—Ya le dije que no diré nada.

Aprieto los labios y suelto su muñeca.

—Pero estás molesto, y no tienes porque estarlo.

—Creí que esto de querer a alguien no sería tan difícil. Se siente como algo tan sencillo...

—Pero no lo es —interrumpo—. Y tú no me quieres. Sólo me quieres materialmente porque te hago sentir mejor, ¿o no? —a pesar de que es una pregunta que puede prenderlo, no lo hago con intención de lastimarlo—. No puedes quererme porque si lo hicieras realmente estarías enfermo.

—¡¿Por qué insiste con que está mal quererlo?! —grita molesto y cubro su boca, pero él quita mi mano—. ¡No estoy enfermo!

—Zhang Hao, te golpeé, te traté como basura y si con unos simples besos se arreglara toda la vida sería más que sencilla —le digo—. Debes entender que ni siquiera yo mismo me perdonó por hacerte todo lo que te hice. Aún cuando creo que en cierta parte te lo merecías —hablo honestamente.

—¡¿Cuál es el maldito problema con que le guste un chico?! —me empuja pero apenas me muevo de mi lugar.

—¡No lo sé, Zhang Hao! —lo empujo a él y casi cae al suelo—. ¡Déjame en paz! ¡Lárgate!

—Hanbin... —lo veo un poco borroso ya que hay algunas lágrimas en mis ojos.

—¡Cállate, maldita sea, solo cállate! —ordeno y comienzo a empujarlo lejos de mí.

—¡Hanbin, detente! —la voz de Jiwoong llega y escucho pasos acelerarse—. ¿Qué mierda haces? —llega por detrás y me empuja lejos. Colocándose enfrente de Zhang Hao—. Realmente llegué a creer que cambiaste. Nunca podré confiar en tí, ¿no es así?

gym ♡ haobinDonde viven las historias. Descúbrelo ahora