Capítulo 5: El Aliado

2 1 0
                                    

Calor, tengo mucho calor.

Al instante de haberme dormido, siento que unas suaves manos grandes y blancas me agarran desde atrás por la cintura. Estoy flotando en la negrura mientras aquellas manos siguen jalándome y yo no opongo resistencia, ya que una voz en mi cabeza me insta a permanecer calmada, susurrándome que todo estará bien. Confía en mí desde ahora...

Continúo así por un largo rato, levitando hasta que de repente mis pies tocan el suelo y me sueltan suavemente. Me quedo parada ahora en un lugar completamente blanco.

Soy consciente de que sigo dormida en mi cama, ahora sintiendo calor en todo el cuerpo, casi se sentía cuando experimentas la fiebre; el cuerpo sudando frío y sensación de mucho calor, de piel extremadamente caliente, de desesperación absoluta.

-¿Dónde estoy? -finalmente digo aún en el sueño, contemplando el alrededor blanco absoluto. No estoy segura de a quién le estoy hablando. Quizá le hable a mi consciencia, esperando que me permite soñar con algo más colorido.

Pego un salto cuando alguien habla detrás de mí. Me remuevo inquieta en la cama, suspirando sonoramente.

-Hola, Venus.

Me doy la vuelta lentamente, identificando inmediatamente aquella voz.

-Dante. -susurro de repente sintiendo nervios.

Acostada en mi cama, mi corazón comienza a latir más rápido. Lo observo parado a un metro de mí, ahora el lugar blanco no parece infinito porque todo lo que puedo mirar es a él. No puedo evitar callar ante su presencia.

Mirarlo se siente como verlo por primera vez. Su cabello dorado cae perfectamente, con suaves curvas que terminan en la línea de su mandíbula.

Me sonríe y siento sus ojos verdes sobre mí. Nos quedamos unos minutos mirándonos, entonces comienzo a pensar claramente.

-¿Esto es real? -pregunto sin saber cómo formular una pregunta para describir la situación. Tengo claro de que sigo durmiendo, pero también estoy aquí con él. Al parecer estoy completamente consciente soñando. -¿Es parte del vínculo?

-Mmm...- se me acerca despacio, sonriendo. - Sí y sí. Es real, estamos comunicándonos gracias al lazo. Todo mientras descansas en tu cama, ¿qué te parece?

Me quedo callada, sin saber muy bien qué decirle.

Se lleva una mano al pecho, sorprendido, de repente adivinando las razones de mi silencio.

-Me disculpo si no soy bienvenido aquí. ¿Debería irme? -pregunta señalando el alrededor, a la nada.

-No. No te vayas. -digo rápidamente. -me encuentro sin palabras porque es mi primera vez. Yo... yo jamás había experimentado algo como esto.

Aún dormida siento mucho calor en mi rostro y una acumulación de sangre en mis mejillas, causando un sonrojado de fiebre.

El rostro de Dante parece más aliviado cuando le explico cómo me siento.

-¡Entiendo! -exclama aplaudiendo suavemente. -¿Te parece si nos sentamos?

Comienza a bajar lentamente, doblando las piernas y sentándose en el suelo blanco elegantemente. Lo imito con torpeza.

-¿Por qué es todo blanco? -no puedo evitar preguntar. Me miro las manos de repente sintiendo vergüenza ante su mirada hipnótica.

-Puedes imaginar el paisaje que quieras y podemos ir caminando.

Inevitablemente me imagino el callejón en donde nos conocimos hace unas horas. Aquel lugar gris, sucio y oscuro.

Y entonces de un segundo a otro nos encontramos sentados en el pavimento, uno frente al otro, observándonos, rodeados de los contenedores de basura, esta vez sin ningún olor.

Has llegado al final de las partes publicadas.

⏰ Última actualización: May 12 ⏰

¡Añade esta historia a tu biblioteca para recibir notificaciones sobre nuevas partes!

VENUSDonde viven las historias. Descúbrelo ahora