Culpa de ambos. 𝗠𝗮𝘅𝗹𝗲𝘆

Culpa de ambos.

Los Juegos Extremos. Aquel día de adrenalina, reemplazando sus latidos por punzadas que hacían eco en sus oídos. Después de hacer trampa tuvo que afrontar las consecuencias, con la ira y humillación como pasantes en su mirada. Había logrado entender ciertas cosas de la manera correcta, y aunque pocas, su desarrollo fue extrañamente obvio.

Pasaron meses antes de por fin volver a integrarse a su grupo de colegas, claramente bajo la decisión de ellos mismos. Ya nadie le obedecía como antes, o mucho menos lo trataban como antes, y aunque intentara cubrir su molestia y resignación bajo una máscara de indiferencia, en el fondo era consciente que odiaba no tener aún su pasado trato especial.

De igual manera, tuvo que acostumbrarse a compartir habitación con alguien que no era de su interés, no le quedó más que encogerse de hombros, era comprensible que los Gammas (su ex equipo), haya decidido no quererlo en su espacio luego de lo sucedido. Al menos, aún pasaba el rato con ellos, aceptando las limitaciones.

Se conformó, después de todo la gente había dejado de tomarle importancia a aquel día, ahora les daba igual verlo paseando por las calles de la universidad (para aquellos que no se aprendieron a llevar con él)

Esperaba que ahora todo fuera más fácil, pero en la vida de un universitario, hay varias cosas que pueden surgir. Sin embargo el sentimiento de amor e incluso algo tan tonto como la atracción, no estaban en sus posibilidades, no antes de aquel chico de quién no sabía si calmaba o empeoraba sus tormentas internas.

Y eso era justo, lo que lo acabó llevando a un dilema más que confuso, aún así, sin arrepentimiento alguno se dejó llevar libremente.

...

Atrapado. Se encontraba atrapado en un mar de aguas tumultuosas, sin descanso mientras sentía como sus emociones jugaban con él, arrastrándolo en todas direcciones. Siempre había considerado el amor como algo hermoso, sin embargo no para cualquiera, pero ahora ese sentimiento tan complejo lo había encerrado en un laberinto sin salida.

En aquel momento no había culpa, tampoco los días seguidos a ese. No sabían exactamente cómo llamar lo que había sucedido aquella noche de insólita calidez, cuando el aire parecía cargado de electricidad y el sonido natural de la ciudad se desvanecía en el fondo de aquella fiesta.

Se encontraron en el epicentro de una situación que desafiaba todas las normas que habían conocido hasta entonces. Esas normas que suponían ser ante aquella relación de enemigos. El alcohol fluía como un río desbordante entre ellos, disolviendo las barreras y los resentimientos que habían mantenido su relación en un estado de tensión constante.

Pudo haberlo detenido, pudo haberlo ignorado y no caer en sus palabras, tan sigilosas con un solo objetivo en claro. Pudo, si tan solo no hubiera tenido aquel deseo muy al fondo de sus pensamientos de querer probar esos labios.

...

─ Si estabas celoso...─ Fue todo lo que pudo escuchar al separarse del primer encuentro entre sus labios. El rostro envuelto en color rojizo de Bradley era perfecto, podría captar tu atención completa, justo como la suya ahora. Fue cuando deseó ver más, sostenerlo entre sus brazos y hacerle saber que ambos podrían perder el juicio juntos, y estaría bien.

─ Cierra la boca. ─ Refutó. Atrayendo nuevamente al chico demasiado cerca de su regazo. La atracción que había permanecido oculta bajo capas de animosidad se hizo evidente, y sin pensarlo dos veces, sus labios se encontraron en un beso cargado de intensidad y deseo.

Cada movimiento de sus labios estaba cargado de electricidad, alimentando la tensión palpable entre ellos. Relajó sus sentidos al sentir las caricias de Bradley sobre su cabello y mejías, sus cuerpos se acercaron más, buscando la cercanía del otro con desesperación, en un momento de impulso, se dejó llevar por el suave empujón del castaño para que se recostara sobre el suave césped, sin separar sus bocas.