Réquiem

Rendirse.

Retroceder.

Renegar de todo lo que me azota.

Rabia. Rezos. Ruina.

Ruego a todos los dioses que inclementemente me han abandonado. Rujo maldiciones que escapan como ponzoña por mis labios resecos.

Rompo con las normas. Rehúso a ser su marioneta por más tiempo.

Rasgo los velos que permanecen ocultos.  Recorreré las sendas prohibidas aunque mi vida penda de un hilo. Realmente, mi vida ya pende de un hilo.

Resurjo de esta vorágine de sentimientos, de esta loca espiral de sufrimiento y caos en la que llevo tiempo perdido.

Rozo el frío filo de mi acero, donde la sangre aún permanece fresca, siempre está sedienta de más.

Reconozco mis culpas, mis faltas, mis debilidades. Reniego del héroe que todos ven en mi, del héroe que todos necesitan.

Reflejos que se difuminan en los ojos vacíos, de aquellos que se pudren bajo el barro, se clavan en mi mente.

Rayos asolan este cielo oscuro que me oprime, advirtiéndome que mi sino esta grabado en piedra y sangre. Rio, como un loco bajo la lluvia que anega mi alma.

Repiquetean las campanas de los templos de medio continente con cada paso que desando. Rojo sobre rojo, mis ojos ya no son capaces de ignorar tanta violencia.

Recibí este don divino con demasiada ansia, ahora lo veo. Radiante me vestí con esta armadura que ahora me pesa. Realmente creí que podría, que…

Recuperar lo perdido, iluso.

Regresar, rastrero.

Rendirse.

Retroceder.

Renegar de todo lo que me azota.