red velvet // jinx (+21)

11. (2/2)

⚠️ADVERTENCIA⚠️

Un poco de breeding kink.

Recuerden que estoy en inkitt como katvegas. En el perfil de mi biografía está el enlace por si acaso.

Ahora sí, a lo que venían, sucios;

[🍒]

Cuando Dan llegó a su casa, aún sentía una gran angustia por todo el cuerpo, clavándose como espinas filosas hasta hacerle sangrar.

Como pudo, se deslizó hasta el baño y se duchó, con la esperanza de olvidar todo. Quería que la grieta en su corazón desapareciera. Todo terminaría, y eso es lo que quería desde un principio.

Estaría tranquilo y su vida volvería a ser como la de antes.

Jaekyung no estaba aquí ahora mismo, estaba a salvo... Pero seguía en su cabeza, tomando su cuerpo y haciéndolo suyo, como un emperador. Esas manos fuertes y dominantes aún estaban en todos lados, sin dejar que el ardor de su cuerpo se fuera siquiera con el agua caliente y el vapor de la ducha.

De alguna forma, se sentía fragmentado en mil pedazos.

Pero sabía muy bien a dónde ir para que este dolor se aliviara.

Porque sufrir por culpa del maldito Joo era un dolor mucho más dulce que estar sin él.

Como si pudiera llenar un extraño vacío que le carcomía, uno que le invadió desde siempre, y cuando Jaekyung llegó, esa grieta pareció cerrarse un poco.

Tendría que quedarse en su casa, mirando alguna novela con su abuela.

Así es como lo hacía siempre.

En su lugar, le mintió a la mujer que tanto le cuida y ama, y dijo que iría a casa de Jooha.

Sin embargo, aquí está. Frente al gran penthouse de Joo Jaekyung.

No debería haber ido, pero no puede evitarlo.

Ha puesto un pie frente al peligro, pero no tiene miedo.

Toca el timbre y espera. Su corazón late con fuerza al escuchar esos pasos fuertes y pesados.

Y Jaekyung no puede creer lo que tiene en frente cuando abre la puerta.

Realmente se había molestado muchísimo con Dan luego de que quisiera irse como si nada en la biblioteca. Su intención fue intentar obtener algo de Dan. Intercambiar el placer por pertenencia. Hacerle sentir cosas que solo él podría provocar, y que ningún otro inútil lograría. Solo él.

Pensó que fue como ganar, algo así como asegurar una victoria.

Pero en cuanto Dan se levantó e intentó fingir que todo fue sexo sin sentido, se sintió furioso y lleno de odio. Había una sensación punzando en sus huesos que solo albergaba maldad, con ganas de vengarse y humillarle. De ir por las malas y hacerle daño, mucho.

Como si le hubieran derrotado en una pelea, convirtiéndose en el perdedor.

Se sentía como una bestia enjaulada dentro de las paredes de su gran apartamento. Con cada minuto que pasaba, la desesperación y veneno parecían corroer su sangre con ácido. Dan le provocaba una confusión tan grande que tenía una horrible lucha interna, y solo quería deshacerse de ella.

Lo más fácil sería dejarle en paz. Pero no. Eso nunca fue una opción. Esa posibilidad se esfumó desde el primer momento en el que vio a Kim Dan apresado en ese callejón.