Capítulo 5 "El Parque de Diversiones"

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Después de varias horas disfrutando de una hermosa mañana comiendo helado y claro subiéndose a los juegos mecanicos parecía ser el día más genial en el parque de diversiones para Carlos y Antonio, se convertiría en el momento más aterrador de sus vidas.

Tras un largo y caluroso día en los juegos, Carlos y Antonio estaban dispuestos a retirarse del parque no sin antes subirse a la nueva atracción del lugar; una montaña rusa con temática de monstruos y fantasmas dentro de un edificio. Tras una larga espera en la fila, por fin se subieron al vagón del frente del juego.
Todo parecía marchar de maravilla, el interior del juego se encontraba oscuro, con luces neón tenues iluminando algunos tramos, adornado con monstruos de cartón y fantasmas de sábanas por doquier. Los chicos y la gente gritaban al unísono entre la adrenalina y el susto que les provocaban los sonidos de los altavoces y los maniquíes que aparecían inesperadamente.

De pronto, tras una curva pronunciada y a punto de llegar a la salida del juego, las luces del complejo se apagaron, Carlos creía que era parte del recorrido pero algo se sintió distinto.
No pasó mucho tiempo y las luces de nuevo se encendieron.
Antonio aún gritaba de la emoción, pero era lo único que se escuchaba.

Al llegar al final y bajarse del juego, notaron que nadie más venía con ellos en el juego, cuando claramente habían visto que estaba repleto de personas; eso los desconcertó.
El ambiente se sentía frío y desolado. Los chicos se apresuraron a salir del edificio del juego por el largo y oscuro pasillo a la salida.
No había nadie más dentro, solo ellos dos y aunque no veían nada ni a nadie en el pasillo, podían sentir que había alguien o algo más con ellos.

Carlos tomó la delantera, seguido de Antonio, que iba a escasos centímetros de distancia. Carlos no entendía porque la gente había desaparecido, mucho menos se explicaba porqué, aunque llevaran rato caminando por el pasillo, este pareciera no tener fin.
Poco a poco el pasillo se fue haciendo más y más oscuro, las tenues luces neón habían quedado atrás hace ya varios pasos.
Carlos sintió que sus manos se entrelazaban, le susurró a Antonio que no tuviera miedo ya que sentía la mano muy fría y temblorosa. Por otro lado Antonio le decía en voz baja a Carlos que no lo apretara tan fuerte, no lo jalara bruscamente y que debían ir con cuidado porque podían tropezarse. Sin embargo, ninguno de los dos obtuvo respuesta del otro.

Cuando la mano de Carlos que llevaba de guía tocó con algo al final del pasillo, soltó su otra mano y gritó victorioso que había encontrado la puerta. Se apresuró a abrirla, pero lo que los esperaba del otro lado no era precisamente el lugar del que ellos venían.

Carlos sabía que nunca había sentido tanto terror en su vida como ahora, que habían salido del juego y vio que del otro lado de la puerta había un lugar totalmente diferente a cuando habían entrado, pero se equivocó...

El verdadero terror fue mirar atrás y descubrir que Antonio no estaba detrás de él. Su corazón latió muy fuerte y un escalofrío recorrió todo su cuerpo al recordar que apenas hace unos segundos venía tomado de la mano de Antonio o eso pensaba él.

La angustia y la preocupación invadieron a Carlos, que no dejaba de pensar en Antonio. ¿Dónde se encontraba? ¿Qué le había pasado si Antonio se encontraba justo detrás de él? Pero nuevamente sintió escalofríos al recordar que venían tomados de la mano. Esa mano gélida y temblorosa no era de Antonio. ¿Qué demonios pudo haber sido eso?

Carlos no sabía qué hacer, volverse a adentrar al juego o ir en búsqueda de ayuda. Estaba a punto de entrar cuando a lo lejos escuchó un grito, alguien gritaba su nombre. Era Antonio, definitivamente era él.
¿Cómo era posible que Antonio estuviera en otra parte del parque si venían juntos?
Carlos no lo dudó y salió corriendo en dirección de donde provenía la voz de Antonio.

Carlos & Antonio Donde viven las historias. Descúbrelo ahora