—¡Jake! —frenó su bicicleta de golpe y corrió unos metros atrás, el otro chico había caído y su bicicleta ahora estaba en el piso.—¿Te hiciste mucho daño? —el pequeño de cabello azabache mantuvo la mano en la rodilla de su mejor amigo quién estaba tendido en el piso su rostro tenía una expresión de dolor imposible de ocultar.
—Un poco, pero no es nada. —una sonrisa se hizo presente en su rostro al observar los pequeños destellos de la mano del otro, sanando un poco su herida. El poder de Sunghoon era algo tan lindo a su parecer, aún si no lo había desarrollado por completo la “curación” lo hacía un niño totalmente útil. Sobre todo ahora que estaban aprendiendo a andar en sus nuevas bicis.—Llevo una semana con esto y aún no puedo dominarlo, creo que nunca aprenderé.
—Tenemos toda la vida para aprender. Y aún si caes siempre estaré a tu lado para curarte. —había algo en esas palabras, una promesa.
Jake estaba seguro que siempre podría tener a Sunghoon. Y Sunghoon lo tendría a él. Apenas tenían nueve años.
[...]
—Quedate quieto. —su voz sonaba molesta, muy molesta. Sus manos tocaban con cuidado las heridas en su rostro.
—No fue su culpa, yo lo metí en esa pelea.
—Callate Heeseung, no quiero hablar contigo ahora. ¿Qué hubiese pasado si no se detenían? ¿En qué estabas pensando, Jake? No tienes una marca de pelea…¿Que habría pasado si tus heridas eran tan graves que ni siquiera yo podría curarte?
Los ojitos de Sunghoon estaban llenos de lágrimas para ese punto. Aunque Jake quería decir que no era para tanto, verlo así le rompía el corazón. Lo había preocupado demasiado y, aún si merecía que lo dejara sufrir sus consecuencias, Sunghoon seguía tocando con cuidado cada herida; soltando esos pequeñitos destellos que lo iban curando.
—No lo pensé, lo siento Hoon, estoy bien. Estaré bien gracias a ti.
Sunghoon lloró. Jake abrazo su cintura recargandose en su pecho, soltó un pequeño suspiro ante la tranquilidad que le daba.
—Ehm…creo que los dejaré solos. Gracias por curar mi herida Hoon, iré a revisar si Kai está bien.
Salió dejando a los dos mejores amigos solos.
Se mantuvieron así por minutos que parecían eternos. Jake no quería soltarlo y Sunghoon parecía no querer moverse.
Ambos estaban disfrutando de la calidez del otro.
—Estaban molestando a Huening de nuevo, le dijeron que su marca era inútil…sentí mucha impotencia. Heeseung se metió y yo también. Pero ellos tenían marcas de roca y fuego. No analizamos eso, era inútil defendernos…sabes que Heeseung solo puede tomar fotos y yo…bueno, soy un in…
—No lo digas, Jake. Tu marca es bonita. Aún así, no vuelvas a meterte en esas peleas. Además…sé que sientes estás peleas personales, más de lo que deberías, pero no es así.
—Sunghoon para ti es fácil decirlo, tienes una marca que te ayuda a curar a las personas, tienes toda una vida de éxito cuando logres desarrollarla. ¿Qué voy a hacer yo?
—Jake…
—Jake nada ¿Qué voy a hacer yo? —hubo un silencio incómodo.— Ni siquiera puedes responderme, eso solo confirma mi teoría. Soy un inútil.
—Tenemos toda una vida para descubrir como funciona tu marca, Jake. Y aún si nos tardamos mucho, siempre estaré a tu lado para ayudarte.
Jake volteó a verlo. Había algo en los ojos de Sunghoon que le decían que eso era una promesa.