Nadie como tú - Darkness x MC

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*Oneshot basado en los capítulos 5 y 8.

    Desde que Lilly publicó el vídeo, toda mi vida está patas arriba. Jake se ha ido por su bien y yo tengo que recibir las miradas acusatorias y los murmullos de la gente.
   —Con esto no contabas que me pasaría ¿No, Jake? —digo entre dientes, bastante molesta.
    Le había enviado un mensaje a mi novio, necesitaba despejarme de todo lo que estaba pasando ¿Y qué mejor que explorar una casa abandonada como hacíamos antes?

    Le veo apoyado en su Land-ROVER, mirando su móvil. Su cabello negro despeinado le tapa sus ojos azules. Un par de anillos decoran sus dedos en su muñeca derecha tiene tatuada la cabeza de una serpiente con la boca abierta, como si de ella saliera su mano. Mientras, en la izquierda, una calavera con una rosa saliendo del cráneo.
    A mi padre le parece bien que salga con él, le conoce desde que éramos pequeños, así que es feliz de ver que puede confiar en él. Además, de que trabajan juntos a veces cuando le toca ser forense en sus casos.
    Al contrario de mi madre, que le parecía adorable cuando no se tenía el cabello de negro y estaba libre de tatuajes. Según ella, parece sacado de una banda de rock satánico. Cada vez que lo dice hace que suelte un pequeño gruñido. A mi su aspecto me vuelve loca ―por no decir algo mucho peor.

    Cuando me ve, guarda el móvil y espera a que aparque, acercándose despacio.
    Bajo del coche peleándome con el cinturón, casi desesperada. Necesitaba respirar.
    Me acerco corriendo hacia él y le abrazo, cerrando los ojos y tomando aire pesadamente.
   —Ey... —me separa un poco y me levanta el mentón, con una mirada de preocupado— ¿Estás bien, Holmes? —suelto una risa al escuchar el apodo. Sabe que me gusta investigar desde niña. A él también, pero de manera diferente.
    Le he contado todo, dado que tenemos una relación bastante sólida después de tantos años juntos. Incluso le he hablado de Jake. No quiero mentiras en nuestra relación, no quiero arruinarlo.
   —Sí, estoy bien —le sonrío pasando mi mano por su cabello, acariciándolo con cariño. Me pongo de puntillas y le beso mientras él se inclina un poco.
    Sus collares de metal hacen contacto con mi piel. Están fríos.
    Me separo por incomodidad, estoy demasiado sensible estos días. Todo por culpa de ese estúpido vídeo de Lilly.
   —Si tú lo dices —noto molestia en su voz. Lo entiendo. Lo que me está pasando tampoco es fácil para él que tire que escuchar también comentarios de mí en su trabajo. Y al trabajar como forense de la policía, seguro que habrá escuchado sus sospechas sobre mí.
    Le sigo hacia la parte de atrás del coche, abriendo el maletero en donde dentro hay una maleta negra.
   —Aquí está —arrastra el objeto hacia nosotros y lo abre—, mascarillas, guantes, un par de linternas-
   — ¿Vamos a investigar o a robar? —intento bromear, aunque mi voz no parece con mucho ánimo.
   —Bueno, cuando éramos adolescentes lo hacíamos todo sin tener cuidado —me da un toque en la nariz—, está vez tenemos que ser más profesionales, Holmes.
    Asiento y comienzo a ponerme el equipo. Sí que es cierto que de jóvenes íbamos sin tener cuidado, lo que causaba que nuestros padres se enfadasen con nosotros y tuviéramos la policía siempre encima de nosotros.
    Cojo la mascarilla y de momento la dejo colocada en el mentón, para después colocarme los guantes de tela.
   —Al menos no has venido en falda como lo hacías antes —arqueo una ceja ante sus palabras—. No me mires así, no sé cómo es que jamás te hiciste un rasguño.
   —Porque te tenía a ti para cuidarme —le sonrío orgullosa de él, pero pone los ojos en blanco mientras suelta un suspiro.
   —¿Quién iba hacerlo sino?
    Me hace una caricia rápida en la mejilla, con una media sonrisa, pero a la vez se muestra serio. Hace que mi estómago sienta miles de pequeñas hormigas corriendo. 

    Nos acercamos a la casa e intento mirar por la ventana de la puerta. Está completamente oscuro y cuando mi vista se acostumbra, logro ver un poco: Hay una escalera y un muñeco de un payaso colgando del techo. También hay dos muebles a cada lado.
    Intento abrir la puerta, pero está cerrada.
   ―Un par de ganzúas no tendrás ¿verdad? ―pregunto alejándome de la puerta.
   ―No y aunque tuviera, lo mío no es abrir las puertas con ganzúas ―responde cruzándose de brazos.
    Me muerdo el interior de la mejilla y miro a los lados para luego darle un toque en el brazo.
   ―Hagamos un rodeo, quizás se pueda entrar por detrás ―comento mientras comienzo a caminar.
   ―De acuerdo.

Duskwood Colecciones de Oneshots Volumen 1.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora