Estamos cogidos de las manos, andando por la calle.
Me abraza, y en algún momento, sin que me de cuenta, me da un beso.
Todo el mundo nos mira, de mala forma, con los mismos ojos con los que se mira a un delincuente.
La gente se aparta cuando pasamos.
Sonreímos, sin que nos importe como nos mire la gente.
Somos felices los dos juntos, y no hace falta que nadie nos apruebe para que lo seamos.
Todo empezó a principios de curso, nuestra historia de amor.
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Un chico nuevo entró en clase.
Su nombre era Min Yoon Gi, pero le gustaba que le llamáramos Suga.
Era un chico más bajito que yo, con el pelo rubio y unos labios de un color rosado con una sonrisa que podían alegrarte los días más tristes que podías tener.
Las únicas asignaturas que le gustaban eran música y educación física, aunque también sobresalía en todas las demás.
Yo, como siempre, he sido una persona cerrada, que siempre miraba los demás desde una distancia, por miedo a no caerles bien.
Por eso, nadie nunca se acercaba a mi.
Pero él no, él era popular.
Pero distinto a los otros chicos populares, él se acercó a mi sin dudar, con esa sonrisa que hacía que el corazón me fuera a más de 9000.
-Perdón, ¿me podrías decir los deberes, por favor? No me ha dado tiempo de apuntarlos.
-S-si. - tenía toda la cara roja, suerte que no se diera cuenta, creo.
-Tienes una gran y bonita sonrisa, - dijo - y pareces una persona muy amable. - No sabía que responder, me robó el corazón.
Desde ese momento, siempre me hablaba, me sonreía como le hacía a todo el mundo, me trataba de la misma manera que trataba a los demás.
Siempre quedábamos.
Se convirtió en una persona indispensable para mi.
A partir de ese momento, me decidí, y me quise abrir más a los demás.
La verdad, no fue fácil.
Pero él me ayudó.
Hablaba bien de mi, me ayudaba a comunicarme con mis compañeros, y antes de que finalizara el primer semestre, había conseguido lo que en 4 años quería, amigos. Y todo fue gracias a él.
Todo esto me ayudó a ser más sociable y conocí a mucha más gente.
Pero aun así, continuábamos quedando y hablando.
Le notaba que estaba mucho por mi, como yo por él.
Por eso, por muchos chicos y chicas que conociera, él continuaría siendo mi chico.
Si me tuviera que describir con un sentimiento, seria, sin duda, el amor.
No porqué me hubiera ayudado, sino porqué, no se como decirlo, era diferente.
Había gente, poca, pero gente, que me había ayudado antes en otras cosas, pero no por eso había sentido este tipo de atracción hacía esas personas.
Me di cuenta de que era amor de verdad y no una simple atracción cuando una noche estuve pensando.
Ese día, ese día fue la clave para entenderlo todo.
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Todo pasó una semana antes, había unas compañeras de clase a las que no les caía muy bien por el simple hecho de que Suga pasara tiempo conmigo.
Resumiendo, estaban celosas.
Y para vengarse, me hicieron daño, mucho, me alejaron de él.
Se inventaron que yo solo estaba con él y que eramos amigos porque me hacía pena y porqué parecía un chico del que se podía aprovechar fácilmente.
Yo nunca haría algo así, nunca.
Algo sucedió, pero no me percaté de nada.
Un día, después de tres horas de clase, salí del baño. Al entrar en clase le saludé como de costumbre.
Estaba embobado con su teléfono.
Volví a llamarle pero no me respondió.
No le di importancia, igual solo tenía un mal día.
