El Rey

El ReyPor: Antonio Rodríguez HernándezRadio: Y ahí está Diego Silveti rompiendo el paseíllo en solitario, acompañado de su cuadrilla de banderilleros y picadores. Ya vamos en el cuarto toro de la tarde y Diego está entrando en la enfermería; tal vez se trate de un golpe o una cornada. No, en estos momentos está saliendo el diestro de Irapuato vestido de charro mientras suena el tema de José Alfredo Jiménez "Caminos de Guanajuato". Y está saliendo ya el quinto toro de la tarde llamado "Mar de nubes", toro castaño de 530 kilos que brinda a su padre mientras suena "El Rey", interpretado por el Mariachi Camperos.Gente: ¡Olé, Olé!Mariachi: Yo sé bien que estoy afuera...Persona 1: ¡Olé para "El Rey" David, vamos ya!Niño: Ese fue el momento donde empezó todo, el momento donde descubrí que me quiero convertir en matador de toros.Niño: Abuelito, adivina qué, fui a la encerrona de Diego Silveti, fue la mejor corrida de toros a la que he asistido. Hubo un momento donde Diego se vistió de charro y comenzó a sonar "El Rey" de José Alfredo, y comenzó a pegar unos naturales de mucho arte. Y decidí que me quiero convertir en matador de toros, quiero ser como "Morante", como "El Juli", como Roca Rey y, sobre todo, como Diego Silveti.Abuelito: Se nota que Diego ha aprendido de su padre.Niño: La verdad no sé quién sea su padre.Abuelito: Si quieres convertirte en un gran matador de toros, creo que debo contarte la historia de un Rey.Niño: Pero a mí, ¿de qué me sirve la historia de un rey? Yo me quiero convertir en torero, no en rey.Abuelito: Si no conoces a ese rey, creo que con mayor razón debo contarte la historia. Él es David "El Rey", un hombre con mucho valor, muy romántico y con mucho arte dentro. Plasma obras que hacen que sus súbditos se pongan de pie ante su majestad. Su linaje viene de varias generaciones; su abuelo, el Rey Juan, al igual que él, era un hombre de mucho valor, tanto así que se ganó el apodo de "Juan Sin Miedo" y "El Tigre". ¿Por qué el Tigre? Te preguntarás. Bueno, pues él era un hombre con una personalidad arrolladora en la época de las cruzadas, con cuatro puñaladas, tres heridas de flecha, yo creo que algo tenía de tigre, ¿no? Y bueno, ¿qué decir de su padre, el Rey Juan Reynoso? Hombre muy elegante a la hora de pelear, cosa que heredó su hijo el príncipe Alejandro, pues en sus batallas se quedaba como si estuviera posando para una pintura. Pero volvamos a la historia. El Rey creció en una familia donde el bienestar de su pueblo era casi sagrado, y él soñaba con convertirse en uno de esos reyes como los de las pinturas que decoraban los salones del castillo en el que vivía. Con el tiempo, David fue creciendo y aprendiendo todo lo que se necesita saber para llegar a ser rey y, finalmente, llegó el día de su coronación, celebrada por el obispo Francisco Rivera.Niño: No sé por qué ese nombre me suena. Suena como un torero de los ochentas o algo así.Abuelito: El rey tenía también su lado romántico, pues desposó a la princesa Laura con la que formó una familia junto con sus tres hijos: Diego, su primogénito, quien es el heredero al trono, Juan y Sebastián.Niño: Ah, caray, se llama Diego justo como el torero.Abuelito: Así es, justo como el torero que tanto admiras. Creo que vas comprendiendo la historia. Pero volvamos a ella. Poco a poco se comenzó a ganar el respeto de la gente, que cada vez lo admiraba más. Un día, en una batalla, su rival golpeó con fuerza su rodilla, pero él con toda su fuerza y valor continuó de pie. Momentos después, resbaló debido a una piedra en el suelo; rápidamente tuvieron que llevarlo al médico, pues su rodilla había resentido el golpe, tenía la rodilla rota y tenían que volver a romperla para que pudiera sanar. Debido a su mala recuperación, el rey tuvo que acudir a otras tierras para ver a un médico; el diagnóstico fue fatal: el rey tendría que dejar el reinado y enfocarse en su recuperación. El rey no paraba de llorar. Esa fue una noche fatal para él, pero él lo tenía claro, vivir sin gobernar, sin su pueblo que tanto amaba, no era vivir. Todo estaba perdido, no había salida alguna, le dijeron que tendrían que cortar su pierna, no se veía salida al final del túnel, parecía que ese era el final de su reinado. Pero el rey con gallardía salió de esa, tomando, claro, las mayores precauciones. Pero él era un guerrero, así que continuó luchando por la justicia y el bienestar de su pueblo, jugándose la vida en cada batalla. Su familia tenía miedo de que le pasara algo en sus rodillas, pero él no iba a darse por vencido. Pero el destino le jugaría una muy mala pasada: resulta que un día como cualquier otro, el rey salió a la batalla. El rey estaba dominando la pelea, teniendo a su rival contra el suelo, pero este inteligentemente abrazó al rey tirándose juntos hacia un barranco. El rey sobrevivió, pero no quedaría ileso, fue un golpe muy fuerte en la cabeza que desarrollaría un fuerte problema neurológico. Con todo y eso, David se volvió más fuerte que nunca, haciendo historia con la batalla que lo consagró como el mejor rey que había tenido el pueblo.Era un invierno de 1293, se enfrentaba al poderoso caballero apodado "Mar de nubes"; él era un gran peleador y hubo momentos donde tuvo a David contra el suelo, poniéndolo en aprietos. La batalla estaba para cualquiera, ambos en cualquier segundo podían terminar con el otro, era una auténtica batalla épica. La gente lloraba de emoción más allá de que amplió sus dominios conquistando esas tierras. Los que lo presenciaron dicen que fue algo magnífico, pues meses antes habían visto caer a su rey, y ahora veían a ese mismo rey que, mientras estaban en su duelo de espadas, se quedaba inmóvil esperando el ataque del enemigo y contraatacando, parecía que estaba posando para una pintura. Muchos dicen que era por sus lesiones, pero yo creo que fue por su gran valentía. No cabía duda, el rey era un gran guerrero con todo y sus lesiones.El rey durante los siguientes días continuó conquistando más tierras, pero tan solo unas cuantas semanas después, el rey decidió dejarnos, dejando un gran vacío en su pueblo y en el trono, pero también dejándonos un gran legado y su recuerdo, que es lo más grande que una persona que es admirada por otra le puede dar. Y ahora, desde arriba, el rey observa a su joven príncipe y se siente orgulloso de él.