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La noche envolvió por completo la habitación del joven Ringwald el cual se preparaba en silencio, evitando perturbar el sueño de sus padres o de cualquier alma que estuviera presente en aquel momento.

Contaba meramente solo la luz de la luna como guía mientras ansioso esperaba que el reloj colgado en su pared marcara las once, anhelando pasar tiempo con su amado amigo ya que era conciente que en poco tiempo su flama de libertad sería apagada.

Se encontraba de cierta manera atrapado, tanto física, mental y moralmente, aquello le generaba demasiado estrés, encerio necesitaba encontrar una salida por la cual escapar, estaba perdido, no tenía una idea lógica a la cual acudir.

Luego de un rato, con cuidado, deslizó la cuerda por la ventana una vez se aseguró de que todos estaban dormidos, con rapidez se dirigió al punto de encuentro lleno de emocion por la "fiesta" a la que fue invitado, confiando en que sería un pequeño escape de su realidad.

El aire helado susurraba entre los árboles, llevándose consigo sus hojas secas, Saturno solo estaba en busca de su amigo en el puente, pero Júpiter no aparecía por ninguna parte.

Su corazón comenzó a latir con rapidez al pensar que lo había dejado plantado, repente, unas manos cubrieron sus ojos –¿Quién soy~?– preguntó en voz baja , reconoció la voz de Júpiter al instante –No eres divertido Jup– respondió entre risas intentando liberarse de las manos del contrario.

–Perdon por llegar tarde pero necesitaba asegurarme que no correrías ningún riesgo, ven, te prometo que te vas a relajar, es un bar bastante recomendado– dijo Júpiter tomando la mano del anillado para comenzar a caminar hacia su destino, Saturno lo siguió sin rodeos, sorprendido por la acción del contrario y por la elección del lugar.

Saturno tuvo curiosidad por la extraña calidez reconfortante que emanaba de la mano de su amigo, no pudo evitar sentir comos sus mejillas se calentaban apareciendo un leve rosado en ellas.

A medida que caminaban, Júpiter notó el sonrojo del anillado y detuvo el paso por un momento –¿Estás bien Satu?– preguntó Júpiter con curiosidad en su mirar.

El anillado avergonzado, trato de disimular su nerviosismo con una pequeña risa –Ah, sí! claro, estoy bien– respondía tratando de actuar normal –Simplemente me siento un poco... emocionado, supongo...– dijo con nervios.

La respuesta del anillado dejo intranquilo a Júpiter, sabía que había algo que su amigo le ocultaba, pero a fin de cuentas, el no tenía derecho a reclamarle nada de eso, el le ocultaba también demasiadas cosas a su amigo también.

Por otro lado, el anillado se sentía cada vez más nervioso a medida que caminaban "¿Cómo era posible que Júpiter no se diera cuenta que estaban tomados de la mano?" "¿O tal vez lo había notado y simplemente no decía nada al respecto?"

Esos pensamientos lo ponían aún más nervioso, aún si trataba de pensar en otra cosa siempre volvía al mismo punto de vergüenza, y  sin darse cuenta, ya estaban enfrente del lugar marcado.

El bar estaba iluminado por una tenue luz dorada que los invitaba a entrar y olvidarse de los problemas con sustancias, al cruzar la puerta, fueron recibidos por el murmullo de las conversaciones y el suave tintineo de los vasos.

Saturno estaba algo familiarizado con ese tipo de ambiente, era normal que en las reuniones importantes hubiera alcohol de por medio, pero nunca se había sentido acompañado, pero en esta ocasión, decidió dejar su papel y dejarse abrazar por esta experiencia.

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