across the universe | taejin

{something in the way he moves attracts me like no other lover}

Los ojos de Seokjin procuraron no mirar al atractivo desconocido para cuando todos se subieron al auto de Mingyu, quién lo saludó con un casto beso en los labios que Jin no tuvo ni tiempo de rechazar o devolver porque para cuando intentó moverse, él ya se había alejado, entendiendo la gravedad del asunto casi más rápido que Seokjin mismo. Cuando se había entendido (durante el tiempo en que Jin estuvo hipnotizado con el extraño) que el pequeño rubio era la razón por la que Nam estaba magullado y parecía un pulpo de herido y que lo había estado buscando desde entonces debido a que por alguna razón desconocida por él se habían separado luego de la golpiza, quedó en manifiesto que ambos extraños los acompañarían para cerciorarse de que Namjoon estuviese bien luego de su acto heroico, lo que de cierta forma parecía ser un alivio para Jin también (y nada tenía que ver con las ganas de la presencia de cierto desconocido, porque la verdad era que le incomodaba tener a ambos hombres en el mismo espacio físico) porque le hacía pensar que Nam se había arriesgado por las personas correctas.

Cuando Mingyu apareció y caminaron hacia el auto, los dos extraños se frenaron respecto a entrar al mismo. No sabía Jin como lo había sentido porque ellos no habían dicho nada, pero de alguna forma... Era obvio para él, por lo que habló, un poco estrangulado intentando desviar su atención pero haciendo todo el esfuerzo por un espacio ameno aunque para él no lo fuera.

—Pueden ir todos en el... uhm... en el auto. Es grande. Tendrán que apretarse un poco pero estaremos bien...

—¡Claro que sí! ¡Muchas gracias, Seokjin!

Seokjin quedó petrificado, pensando en si él o alguien habían dicho su nombre o no, pero más temprano que tarde quedó de manifiesto que no era algo importante, y en cambio, para cuando abrió la puerta del copiloto, Hobi se le acercó de inmediato.

—¿Te molestaría que Nam fuera adelante con Gyu?

—Claro que no. —fue lo primero que dijo, porque obvio. Nam estaba herido, lo habían golpeado en las costillas y claramente podía tener una contusión, sin embargo no entendió las consecuencias de sus propias palabras hasta que no siguió a Hobi hacia la parte trasera del auto, en donde fácilmente cabían cuatro personas que no fueran tan... largas. Seokjin y el desconocido guapo eran muy altos por lo que tanto el rubio como Hobi tuvieron que sentarse sobre sus regazos, salvo que Hobi era muy pesado y Seokjin terminó tomando el asiento del medio porque sus rodillas sufrían con la presencia de su amigo encima, siendo relegado a que sus piernas estuvieran a centímetros del extraño, y por alguna razón Jin puso especial énfasis en no tocarse.

El camino al hospital fue en silencio, interrumpido sólo por los sonidos adoloridos de su amigo y por el ruido exterior. Había nerviosismo, pero subyacente a todo ello, era la incomodidad lo que reinaba pero principalmente de él y de los dos extraños, casi como si pudiesen comprender en sincronía algo que el resto no. Los ojos de Mingyu lo miraban por el espejo retrovisor y Seokjin sentía que sus ojos debían devolverle la mirada a su novio, más después de la reprimenda en silencio que creyó recibir de Hoseok cuando lo encontró observando fijamente al desconocido a quién conscientemente Seokjin estaba intentando ignorar, pero no era una tarea fácil de lograr cuando parecía que el hombre alto de cabello negro era... como una luz para una polilla. Atraía la atención hacia él, la mantenía se aseguraba de que de cierta forma volviera, y Jin era esa tonta polilla que iba a chocar contra el foco como un idiota, porque eso era lo que pasaba con esos hombres perfectos: rompían el corazón o tomaban ventaja de sus atributos para alguna beneficencia propia, nunca eran genuinos y Jin lo había aprendido con el tiempo. El hecho de que estaba al lado suyo, de que olía exquisito, de que era atractivo, largo, masculino, de que tenía un porte llamativo y que sus ojos luchaban por observarlo de nuevo era justamente lo que no debía notar, justo lo necesario para que no tomara en cuenta.