Capítulo 1.

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Sentía los tenues rayos del sol amaneciendo golpear delicadamente su rostro en un toque suave y cálido, inhaló de forma profunda sintiendo sus pulmones inundarse del aroma a flores y pino que había en el bosque. Cerró los ojos disfrutando del sonido tenue de los pájaros cantar y el agua del río cercano correr.

Se sentía tan libre, tan libre que incluso podía olvidar que era un omega.

Que podía olvidar que ser omega era estar destinado a convertirse en un sirviente.

—¡Izuku!— escuchó a su madre gritar, irrumpiendo su tranquilidad, su voz venía de las afueras del bosque —¡Tu padre necesita hablar contigo!

Suspiró, sin muchas ganas de volver a su casa.

Tomó sus cosas que yacían en el suelo y emprendió su camino de vuelta al castillo que llamaba hogar usando el sendero que muy amablemente unos sirvientes hicieron para él en su cumpleaños.

La vida en Athlan era tranquila, con un reino con la familia Todoroki sentada en el trono las cosas eran tan pacíficas como podía desearse. Eran mayormente buenas para todos; no existían hambrunas, las enfermedades no mancillaban al pueblo, la tasa criminal era algo baja.... Y podía seguir nombrando las cosas buenas que existían en su sociedad.

Pero había algo que a Izuku le revolvía el estómago.

Los géneros.

Si bien, eran más avanzados en cultura y tradiciones que otros reinos, existía una jerarquía intocable para todos en Athlan. Todos se regían bajo la jerarquía de sus ancestros licántropos; alfas, betas y omegas.

Los alfas, los líderes, los fuertes, los valientes... Eran el eslabón superior de la pirámide. Con sus espíritus dominantes, atrevidos e indomables, con su sed de grandeza y poder, eran quienes tomaban las decisiones importantes y comandaban a los de rango inferior. Se caracterizaban por su aspecto tosco e intimidante, con músculos bien marcados y estaturas enormes adornados por olores fuertes y embriagantes. A Izuku le daban miedo y le provocaban resentimiento.

Son solo idiotas bendecidos con fuerza por el dios Toshinori que piensan que son la gran cosa.

Eso era lo que Izuku pensaba.

Los betas eran los más "normales" y versátiles dentro de la jerarquía, de forma muy generalizada eran tranquilos. Se caracterizaban por tener espíritus fuertes y valientes, eran quienes ayudaban a los demás, los que podían desempeñarse en cualquier labor y tenían una vida menos estresante. Su aspecto cambiaba según el sexo de la persona y existían fenotipos de beta muy variados: habían altos pero no tanto como los alfa, habían bajos pero no tanto como los omega, musculosos o delgados, con carácter o dóciles. Eran un punto intermedio entre las características de los alfa y los omega. Para él, los betas tenían suerte.

Y por último, en el eslabón mas bajo de la cadena estaban los omegas.

Los débiles omegas.

Contrario a lo que muchos podrían pensar a Izuku no le molestaba su género, claro que no, disfrutaba de su olor dulce y su piel suave, disfrutaba de poder usar cosas delicadas en sus atuendos y de realizar actividades tranquilas como las manualidades y la lectura. Le molestaba la sociedad, Izuku no quería ser callado o dócil, no quería ser la damisela en peligro buscando ser rescatada para luego seguir todas las indicaciones de cualquier alfa que se le atravesara.

Aborrecía que lo subestimaran como persona, que lo creyeran débil y llorón.

Sí soy débil y llorón, pero no tiene nada que ver con mi género.

Los omegas, los delicados, los débiles, los esclavos... Eran el piso inferior de la pirámide. De espíritus alegres y tiernos, eran quienes tenían mayor contacto con la naturaleza, los que protegían y criaban a los cachorros y mimaban a los alfa, Izuku rueda los ojos ante tales afirmaciones dadas por su madre cuando le explicó cómo funcionaba su sociedad. Los omegas debían seguir las órdenes de los alfa sin dudar, debían aceptar realizar las labores de mantener una casa y concentrase en que esa fuera su única tarea. De aspecto delicado, con cuerpo delgado, caderas pronunciadas y cinturas pequeñas acompañadas de rostros con facciones finas y adornado de aromas dulzones. Izuku pensaba que eran los más importantes en la jerarquía, ellos daban vida y permitían que la especie siguiera prosperando.

Arvantis (Bakudeku).Donde viven las historias. Descúbrelo ahora