Obediencia

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Periodo Heian
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El malévolo brujo solo puede observar aburrido.

Observar aburrido el gran cielo estrellado, adorna su noche, mientras el esta sentado en el engawa.

Detrás suyo, se puede ver, lo que es una finca, de la cual sale un ser de apariencia androgina, con el cabello corto y blanco como la nieve.

—Señor Sukuna... su comida esta lista.

Ryōmen solo se limita a asentir sin querer voltear. Aún no entiende de qué rayos se tratan estos sentimientos, eran tan confusos para el que lo único que hace es llegar a irritarlo.

En toda su longeva existencia, el rey de las maldiciones jamás llegó a comprender lo que era el sentimiento del amor. Nunca tuvo alguna esposa o hijos. Sin embargo... quien siempre estaba a su lado, de forma obediente, era... Uraume.

Había algo en aquella persona que llamó su atención, aparte de su aparente habilidad en la cocina. Por primera vez en mucho tiempo, Ryomen Sukuna podría decir que la apariencia de alguien –aparte de la de el mismo, claro esta– le parecía bella.

Sus rasgos tan finos y a la vez enigmáticos. Podrían llegar a confundir su genero, pero... eso al brujo no le importaba. El era una existencia libre de hacer lo que quiera, era el mas fuerte después de todo, si querría, podría someter a cualquiera que intente oponerse.

...

—Sabes Uraume —vocifera con una sonrisa —, puedes dejar la carne humana de lado por hoy...

Uraume solo arquea una ceja, con extrañeza.

—¿Huh? Pero...

Sukuna palmea ligeramente al lado suyo, indicando que su acompañante pueda sentarse junto a él.

—Ven —ordena.

Uraume solo asiente y obedece las ordenes de su amo.

Una vez ambos están juntos, se limitan a observar el cielo nocturno, mientras las lunas llena les hacia compañía.

—Em... —Uraume habla, llamando la atención de su amo —. Señor Sukuna, ¿seguro que no va a querer cenar? —dice con ligera preocupación.

—Calma —Sukuna pasa a tomar su mentón, mientras su sonrisa se ensancha aún más, la curiosidad invadía todo su ser, y el no se iba a quedar con las ganas —, hoy voy a devorar otro tipo de carne. Kukukuku.

Uraume solo siente demasiado cerca la respiración de su amo, y eso hace que un notable rubor se presente en sus mejillas. Jamás había estado en una situación así, pero no iba negar que el rey de la maldiciones, de cierta forma le atraía un poco.

Ryōmen se relame los labios, para después, unirlos con los de su acompañante.

Que solo puede abrir los ojos con leve impresión, para a los pocos segundos, corresponder.

Bajo la luz de la luna...

...tal parece que ambas almas habían logrado una pequeña conexión.

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Fin

Nunca pensé escribir algo de esta pareja la verdad.

Pero desde que Shiberubo saco su fic, me empezó a gustar xD. (díganle al cabron que actualice).

En fin.

Espero les haya gustado.

Nos veremos en algún otro fic.

Bye.

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