Capitulo 11

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Era oscuro donde estaba, y silencioso. El tiempo pareció quedarse quieto en el abismo. No soñaba. No había recuerdos para hacerle compañía. Era como si hubiera sido enterrado vivo en el fondo de un oscuro y profundo foso. 

De vez en cuando, la oscuridad se alzaba un poco y una voz le hablaba suavemente. No la reconocía, pero era profundo, retumbante y calmante. 

Otras veces, sintió manos en su cuerpo y labios calientes besando su boca. El contacto de esas manos era muy, muy familiar. Las manos calientes y fuertes lo apapachaban, acariciaban su rostro, lo abrazaban fuertemente. Trató de pensar cómo conocía esas manos; pero los recuerdos se deslizaron como polvo en el viento. Era como tratar de atrapar el humo. 

Pero esos eran los momentos en los que vivía, por muy breves que fueran; le dejaron saber, incluso cuando se deslizaba de vuelta a la oscuridad profunda del abismo donde esas manos y esa voz no podían alcanzarlo; que no estaba solo. 

Nunca estaba solo.

Un día, Felix despertó a una oscuridad que era mucho, mucho más ligera que donde había estado

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Un día, Felix despertó a una oscuridad que era mucho, mucho más ligera que donde había estado. No era el tono negro del abismo. Estaba en otro lugar.

Él entrecerró los ojos para ver, pero no pudo enfocar sus ojos e intentarlo hizo que su cabeza doliera terriblemente.

Felix cerró los ojos con un suspiro y se dejó llevar entre el sueño y el despertar. A medida que se hizo más y más consciente, se dio cuenta de una presencia. Era una presencia muy familiar, que había estado con él durante mucho, mucho tiempo. Eli frunció el ceño tratando de recordar.

Podía sentir a la persona allí, sentada a un lado de él. No sabía quién era y eso lo asustó un poco.

—¿Hay alguien ahí? —Felix llamó suavemente. Su voz sonaba extraña. Se sentía completamente desorientado e indefenso. Se sobresaltó cuando brazos fuertes cayeron alrededor de él, apoyando su cuerpo y ayudándole a sentarse mientras se esforzaba. Se sentía tan pesado, tan débil.

Manos familiares tocaron sus mejillas y acariciaron su pelo con amor.

Oh, pensó Felix, oh, él se acordaba de esas manos. Suspiró mientras recordaba y se relajaba en la seguridad del abrazo de su amante.

—Changbin —susurró tembloroso.

—Felix —una voz profunda retumbante respondió fuera de la oscuridad y Felix se sobresaltó ante el ruido, retrocediendo alarmado. Changbin nunca le había hablado antes.

Se encendió una luz y Felix ocultó su cara por el dolor. El brillo parecía que le quemaba los ojos. Los cubrió de manera protectora mientras se ajustaban lentamente a la primera luz que habían visto en más de un mes. Sus ojos se sentían calientes, y había un latido doloroso en su cabeza.

Las manos de Changbin continuaron acariciándole suavemente, frotándole la espalda reconfortantemente. A medida que el dolor retrocedía, empezó a ser capaz de ver de nuevo. Primero sólo las palmas de sus manos donde le cubrían la cara, pero luego, al retirarlas; sus amplios ojos marrones tomaron a un hombre desconocido.

Fantôme//CHANGLIXDonde viven las historias. Descúbrelo ahora