Golpe de realidad

6 3 0
                                    

—Cadete, disculpe. Ella ha estado enferma; tiene que ser acompañada por un médico —dije con desesperación en mi voz, mirando al oficial con dura firmeza.

—Disculpe, Señor Jagger, yo la veo perfectamente bien, no veo necesaria su participación. —El cadete sólo se dignó a decirme eso antes de salir de la casa, apenas pude maldecir por no lograr nada.

—¡Vaya!, qué raro qué no lograste ser tan convincente como antes maldita rata.
Conocía esa voz, así que me di la vuelta inmediatamente para verle.

—Izan, ¿qué haces aquí? Hace mucho que no sabía de ti. —Veía bajar lentamente a Izan las escaleras qué conducían al segundo piso. La luz dejaba ver completamente su rostro.

—Si, no nos veíamos desde que hiciste que me sacarán del ejército. —Sólo pude verlo fijamente preparado para cualquier cosa que pudiera hacer.

—Que es lo que quieres, ¿dinero?, ¿tecnología? ,¿o quién te envío justo en este momento? Responde. —dije con una voz firmé qué respalda mis palabras para exigirle explicaciones. Apenas esbozó una sonrisa egocéntrica formándose en su rostro.

—Déjame decirte que no me asustas, y no quiero nada de eso. ¿En qué siglo crees que estamos? ¿O te sientes de ese modo por ser la ex puta del fallecido príncipe? Sabes bien quién me está enviando.
Sus palabras me hicieron ponerme alerta, su risa se escuchó en toda la casa; me puse tenso, pero un movimiento en falso estaría acabado.

—¿Qué pasa por esa vacía cabecita? ¿Por fin podré verte sufrir? Vas a pagar todo lo que me hiciste, y pagarás por el robo de la ÚNICA Y LEGÍTIMA HEREDERA.
Tenía que mantener la calma y no dejarme alterar por sus palabras. Me moví un poco para mantener la distancia por la tensión qué aparecía en esa sala de estar.

—Ella no es nada de la realeza, quien sea que te pago por matarme te mintió. Ella no es hija del Rey Marcos JP, ella es mi hermana. —Mi enojo se hizo más evidente podría escuchar mi sangre bombear por el golpe de realidad que acaba de tener.

—Deja de jugar, Elliott, eras la maldita puta del rey.
Disparó al techo para poder asustarme, y lo estaba logrando, las armas de ese tipo eran prácticamente ilegales, pero no podía pensar en ese momento, alcé la mirada y me estaba apuntando directo a la cabeza.

—Digo la verdad baja la maldita pistola. —Retrocedí para tomar un adorno de la mesa.
Recordé lo que Elena me dijo: «No pienses actúa o te mueres». Arrojé el jarrón para distraerlo y me lance encima de él, forcejeamos hasta que logré golpearlo y quitarle el arma.

—Hijo de perra, maldito marica, ¡me arruinaste la maldita Cara! —Le apunte con el arma ahora los papeles se invirtieron

—Elliott, amigo, ¿qué haces? Oye, esto fue muy tonto, bájala por favor, no le diré a nadie.
La desesperación se hizo evidente.

—Eso está bien, porque no saldrás de aquí.
Jale el gatillo, no era la primera vez que derrame sangre por proteger a alguien que quiero con el alma, la decoración blanca se tornó rápidamente en color rojo intenso.
Salí corriendo por las cosas que, Elena y yo, habíamos guardado gracias al idiota que estaba en mi sala de estar, tenía una nave en la cual escapar, guarde el arma puse las cosas en la nave para ir por mi hermana, debía hacerlo rápido, no quedaba mucho tiempo, si este idiota llegó hasta aquí alguien más lo haría.

Has llegado al final de las partes publicadas.

⏰ Última actualización: May 17 ⏰

¡Añade esta historia a tu biblioteca para recibir notificaciones sobre nuevas partes!

Tiempos Extremos: Más Allá De Marte Donde viven las historias. Descúbrelo ahora