Los tenues rayos del sol se harían presentes un día sábado por la mañana reflejándose en cada charco de agua en las pavimentadas calles de un pequeño pero próspero pueblo algo alejado de las grandes ciudades. Se podría decir que esto mismo causaba serios problemas con respecto a su desarrollo tecnológico como si cada habitante se negara a cambiar su estilo de vida rudimentario por algo más moderno, aunque de cierta forma eso era lo que volvió especial al pueblo o al menos eso era lo que pensaba uno de los tantos habitantes del pueblo por no decir pocos.
El sol finalmente se daría a conocer por completo y con ello los tenues rayos de luz se intensificarian atravesando así algunos de ellos una ventana que se encontraba parcialmente abierta ocasionando así que estos impactaran con los ojos de un chico el cual los abriría poco a poco al sentir aquella incomodidad que solo la luz del sol por la mañana podria ser capas de provocar.
Este tallaría sus ojos lentamente con el dedo índice con bastante cuidado de no dañar su ojo en caso de realizar algun mal movimiento. Tras unos breves segundos y acostumbrar un poco sus ojos a la iluminación de la habitación finalmente se dispondría a mirar el cuarto en dónde habría caído rendido por el sueño la noche anterior, un sitio algo desordenado por no decir que era el lugar mas desordenado en dónde habria dormido en su vida o al menos eso pensaba en esos momentos.
💭 Que hora es?...
Esto último lo pensaría el chico mirando hacia la pequeña ventana a sus espaldas visualizando el hermoso firmamento notando así como el sol era apenas completamente visible suponiendo así que la hora debía de rondar alrededor de las 6 o 7 de la mañana. Con esto en mente soltaria un pequeño suspiro volviendo a prestar atención a su alrededor en dónde bolsas llenas de ropa, objetos de cocina, materiales para el aseó y entre otros objetos de uso cotidiano se encontraban causando asi una leve angustia en el chico pelinegro que se pondria de pie dejando su cama, misma que rechinaria levemente debido al peso de varias bolsas que se encontraban a sus pies al moverse un poco por dejar de aplicar el peso de su cuerpo en la cabecera de la cama.
Seguidamente el pelinegro daría un par de pasos dejando la habitación con cuidado de no pisar alguna bolsa viendo así la cocina, o al menos así le llamaba el a pesar de no ser muy grande y contar con lo básico, una estufa, un pequeño microondas, un refrigerador y un estante vacío en donde deberian de ir los platos, vasos y otros utensilios de cocina. En la misma habitación se encontraba la sala de estar solo tratándose de un sillón en dónde perfectamente 2 personas podrían ser capaz de sentarse aunque eso no significará que no fuera algo pequeño por lo que no lograría ofrecer más que eso, sobre los pequeños colchones que lo conformaban aún se encontraban más y más bolsas siendo un recordatorio de que aún no terminaba de acomodar todo tras la mudanza a esta nueva residencia. En su pensar cruzaría el recuerdo de una fuerte lluvia que azotó el pueblo la noche anterior y el como quedaría completamente dormido por el cansancio del viaje junto a otros factores que influyeron en su actuar la noche anterior, este finalmente se dispondría a terminar de limpiar el lugar, podria encontrarse en la flor de su juventud pero eso no significaba que seria desordenado como el clasico estereotipo de adolescente que no hace mas que salir y probar nuevas experiencias, mas el no era asi, era algo mas reservado pero eso mismo no significaba que no disfrutará el aprender cosas nuevas y vivir aventuras, claro, siempre y cuando no signifique provocar problemas, realmente la filosofia de que será problema de su yo del futuro no parecía agradarle, no creia dormir tranquilo entre bolsas nuevamente, no con su yo del futuro maldiciendolo por no hacer algo al respecto.
Los minutos pasaron convirtiéndose en horas y con ello terminaría o al menos eso quería creer, las decenas de bolsas desaparecerían y se encontraban apiladas en uno de los estantes de la cocina completamente vacías junto a los platos, vasos y otros utensilios, no pensaba desperdiciar nada, las bolsas se podrian reutilizar despues de todo. El suelo brillaba levemente dando a entender que fue trapeado y barrido notandose un pequeño asentimiento del chico, mismo que aparentaba tener alrededor de 18 años, su estatura rondaba los 1,75 o hasta un poco más en caso de ser generosos contando con un pelo negro y ojos del mismo color pero por momentos tornandose cafés con la iluminación correcta siendo complementados con pequeñas bolsas negras causadas por la posible falta de sueño últimamente.

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La chica de los rizos plateados
RomantikaUn joven ha llegado al pueblo en dónde ocurrieron todos los sucesos de Teaching feeling con tal de iniciar una nueva vida en el mismo. La historia es creada por mi al igual que el personaje principal por lo que son de mi autoría más sin embargo los...