19:22, Miami. 2024
Había trabajado todo el día. Estaba con los pies sobre el sofá de mi apartamento, vistiendo joggers grises, una camiseta negra de tirantes y el cabello suelto. Mis dedos se deslizaban por el trackpad de mi computadora, revisando las últimas demandas que habían sido presentadas contra mi cliente. En la alfombra jugaba Adrián, mi pequeño de tres años que aún no lograba distinguir entre un avión y un barco.
Era la vida de mis sueños. Adrián y yo contra el mundo, solo él y yo, nada podía interponerse entre nosotros... hasta que una llamada entrante me sacó de mis pensamientos. Un número desconocido que comenzaba con +39, ¿Italia? Contesté.
—¿Alex? ¡Alexandra! —Se escuchaba del otro lado de la línea.
—¿Quién habla? —Dije dudosa al contestar el teléfono, atemorizada, la mujer que hablaba de la otra línea se escuchaba con desespero.
—¡Escúchame con atención! Soy Sarah —Respondió la mujer joven, temblorosa.
—¿Sarah, estás bien? —Levanté mi ceja.
—Alex, vete de Miami, por favor, tienes que irte. —La mujer hablaba con la voz quebrada, como si estuviera hablando dentro de un armario con un cuchillo de cocina, esperando no ser encontrada por un asesino.
—¿Qué? —Rápidamente me puse de pie y caminé hasta la cocina, encendiendo la luz y sosteniéndome de la mesa alta mientras escuchaba, preparándome para lo peor.
—Escúchame bien, no hay mucho tiempo. El padre de Adrián escapó de la cárcel, acaba de salir en las noticias, son las 01:31 de la mañana en Italia ¡Tienes que escapar ahora!
—Espera... ¿Qué está pasando? —Susurraba al teléfono mirando de reojo a Adrián en la sala de estar, mientras sentía que todo el estómago se me revolvía, sintiendo náuseas.
—¡Irá por Adrián, Alexandra! ¡Irá a buscar a su hijo! ¿Sabes los cargos que hay en su contra? ¡Su sentencia es de más de cien años! Por favor, no quiero que les hagan daño, no tienes idea de lo que les puede hacer este hombre. Lo único que puedo hacer desde aquí es avisarte que están en peligro... Tienes que proteger a Adrián. —Pareciera que la chica estaba en llanto. De pronto, sucumbió el silencio en la línea.
—¿Sarah, sigues ahí?
—Me van a matar... ¡Alguien entró a la comisaría! —La voz de la oficial colgaba de un hilo, comenzó a susurrar. Logré escuchar que cargó su arma de servicio, y de pronto... disparos.
—¿¡Sarah!?
Luego de unos segundos, colgó.
—¡Mierda! —Dije para mí misma, tirando mi teléfono sobre la mesa, quizá había roto la pantalla. Tomé mi cabeza con ambas manos con la respiración agitada, procesando lo que había escuchado ¿Sarah estaba muerta?
Por otro lado, el pequeño Adrián se había percatado de mi intranquilidad. Este había avanzado hasta la cocina con su avión de juguete a mano, mirándome con confusión. Sonreí con lentitud, me puse de cuclillas y acaricié su mejilla izquierda con mi pulgar.
—Vamos a guardar tus juguetes favoritos, pequeño, nos vamos de viaje.
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Secretos en la Sangre #1 ©
Teen FictionAlexandra entendía lo riesgoso que resultaba adoptar a ese pequeño de ojos azules. Sin embargo, la amenaza se volvió más evidente cuando el padre del niño, el mafioso más despiadado de Italia escapa de prisión en busca de su hijo. #870 Mafia 🏅 #988...