Cuando era niña creía que era una peste, creía que era una persona fea e insuficiente, siempre criticandome y odiandome. No podía conmigo, no podía verme en el espejo y no podía hablar, gritar, llorar y tampo mostrar tristeza, no me lo tenia permitido, no era digna.
Decidí ser la mala, decidí proteger lo que quedaba de mi al alejar a las personas, creí que lo mejor era ser odiada por ellos para que así nunca entrar en la idea que tenían de mi.
Necesitaba un abrazo, solo uno, pero nadie lo sabía. Intente ser una buena chica, intente ser la persona que ellos querían, intente ser amada, pero no lo logre.
Desde que tengo memoria viví en una vida llena de ansiedad, en donde sobrepensar las cosas ocupa la mayor parte de mi tiempo y corazón, intentar cumplir con sus expectativa que me causaron ser quien soy y odiarme cada vez más.
Odio no tener la fuerza y la voz para gritar, odio ocultarme ante los demás, odio ser débil, odio estar escondida en una esquina mientras que ellos son una familia, odio no poder pertenecer, odio no hacer lo que amo, odio no saber que amo, odio fingir qué estoy bien cuando por dentro estoy cada día más destruida.
Fui una niña con una mente brillante y un alma resplandeciente qué quería vivir y ser feliz, pero esa niña fue destruida por las expectativas, por las críticas y por las comparaciones, ¿Como puedo reparar ese corazón roto de aquella niña de 5 años?
Aun recuerdo ese piso frio, aun recuerdo la mirada de mi madre llena de desolucion, aun recuerdo el asco qué me tuve, aun recuerdo ese sentimiento de logro cuando logre realiza esa división, pero lo que más recuerdo es la mirada indiferente de ella al escuchar mi felicidad.
Me he enamorado verdaderamente y profundamente 5 veces, mismos pedazo en los que se encuentra mi corazón.