Why me?

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Realmente apestaba.

Toda esa situación apestaba.

Últimamente pensaba que el mundo estaba en su contra. Siempre lo estuvo, pero ahora más.
No entendía por qué le sucedía a él. Fue malo en ciertos momentos de su vida, pero se arrepintió. Y dicen que eso es lo más importante, ¿no?

Ahogado en sus pensamientos, giró ligeramente su cabeza hacia un lateral, notando sangre caer, para observar el cada vez más pequeño vehículo que huía hacia el horizonte, donde el sol ya carecía de presencia. Hubiera sido un bonito plano sin tener en cuenta el contexto. Viéndolo desde un punto de vista exterior, ¿cómo debería sentirse al ver a su familia abandonarle en un lugar desconocido tras haberle pegado una paliza y atarle a un árbol que tenia toda la pinta de caerse en cualquier momento?

La tristeza debería resaltar, sin embargo la confusión predominaba. Nunca entendió el rechazo de su familia, los seres que deberían tratarle como un tesoro pero en su caso, no tiene mas valor que un cubo de basura.

Tampoco se esperaba mucho. A lo mejor le han dejado ahí porque se han cansado de él. Su padre ya le dejó claro cuando tan solo era un infante que hubiera preferido que naciera muerto solo porque podría vender sus partes y no tendría que haberse molestado en cuidarle.

Nunca entendió por qué. Asumió que era así como las familias funcionaban. Jamás en su vida le dejaron relacionarse con los demás ni le dejaban observar como otros trataban a sus hijos. Le estaban engañando, pero él nunca lo supo y, sinceramente, lo sigue sin saber. Tal vez descubra la verdad si logra salir de las dichosas cuerdas las cuales le mantienen unido al árbol.

Un sonido le llamó la atención y observó con alegría un hermoso lobo cerca de donde estaba él, lavándose las patas. Ideó un plan rápido, y sin miedo alguno, le consiguió arrojar un trozo de corteza de árbol para conseguir que se enfadara con él y le arrancará las cuerdas al atacarle. Era arriesgado pero ya no le importaba demasiado. Necesitaba conseguir algo con qué curarse la hemorragia que no paraba de expandirse por su cabeza. Logró su cometido, aunque casi se queda sin mano. Ese lobo realmente no perdonaba nada.

Por culpa del gran viento, su cabeza empezó a dar vueltas y su cuerpo a ser más pasado. Con la pequeña consciencia que poseía fue caminando lento hasta al fin salir del oscuro e intrigante bosque para entrar en un prado cubierto de hermosas flores y fauna. Poco duró esa paz pues nada más llegar se desplomó en el verde césped que residía a sus pies. Tal vez alguien se percaté de su presencia, o tal vez no. ¿Qué más daba? No tenía sentido para vivir y, ciertamente, nunca antes lo tuvo.













▪︎Golden tears▪︎Donde viven las historias. Descúbrelo ahora