¡Soldado caído!

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Katsuki tenía un problema.

Bueno, varios.

Pero aquí no queremos auto-diagnósticos, por eso no es que vinieron a ésta historia. No han venido por los traumas, la historia familiar o los transtornos psicológicos. Y vaya que él los tenía.

A Katsuki no se le ponía dura.

Y, aquí entre nos, está más que claro que el viagra es cuando se llega al punto de máxima decadencia, ¿verdad? Concordemos en ello. Porque el orgullo del rubio es hasta más grande que su polla, y, oh, señoritas. Eso es decir mucho.

Todo comenzó, ese fatídico día... O así es como le gusta llamarle.

La primer noche, la primera vez en su vida, a la primer mujer a la que no pudo satisfacer.

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--.Oye, es normal, ¿sabes? Cuando estás muy drogado sucede.

Quería negarle. Gritar. Escupir ferozmente insultos uno detrás del otro, explicando que él ni siquiera había tomado lo suficiente como para que el alcohol surtiese esos efectos en su cuerpo y que, con un demonio. ¡Jamás le pasó algo similar! Su tono tranquilo le sacaba de las casillas, ¿no entendía lo catastrófico de la situación?

Estaba contando hasta mil, con tal de no reventar.

--.Tranquilo. Podemos vernos otro día si quieres.--Acarició su espalda muy despacito y segundos más tarde oía cómo se alejaba, probablemente para comenzar a vestirse.

Chasqueó la lengua y se dignó a asentir ante la comprensión de la joven frente a él, una hermosa castaña que había caído tan rápido ante el rubio como su ropa una vez la tuvo en el cuarto de hotel.

Miró a su verga como odiando su semi-durez, y fue al baño en un trote para tomar el enguaje bucal y distribuirlo en su boca para después lavarse con agua. Cosa que había hecho pero ya no sentía tanto sabor a menta. Quizás la amargura de la situación era lo que provocaba eso.

Si no era capaz de hacerla venir con la polla, lo haría con su boca. De paso, volvió a lavar minuciosamente sus manos susurrando muy bajito "mueran, gérmenes de mierda", siendo cuidadoso de poseer las uñas cortas y tanteó las cajoneras con condones extras. Él no era una persona descuidada.

Hasta Katsuki y su personalidad de mierda comprendían que esa mujer no hizo más que intentar hacerlo estar cómodo ante la situación tan... De mierda. Así que sí, esa noche dejó de sentir su lengua de lo entumecida que estaba y por supuesto, sus dedos quedaron húmedos hasta que la piel se le arrugó como pasa de uva de tanto contacto con el lubricante del látex que los envolvía.

Al final de la velada, de su mentón escurría saliva mezclada con sabor a condón, tenía los brazos exhaustos y la lengua le vibraba. Uraraka no estaba mucho mejor, había alcanzado el clímax dos veces y yacía descansando entre las colchas mientras él se duchaba.

Rascaba su cuero cabelludo con dedicación, soltando insultos hacia él mismo. ¿Qué había sido eso? ¿Acaso finalmente las palabras de sus amigos se cumplieron? ¿Qué algún día no se le pararía de lo gruñón que era?

Está de más decir que las noches siguientes, e incluso las semanas que le siguieron a ese día, la frustración pudo consigo y pese a haberlo intentado, con todas distintas damas vale la pena decir... Volvía a recaer en la misma vergonzosa y horrorosa situación. Desfilaban las mujeres dispuestas a tener sexo con él y simplemente se retiraba para darles el consuelo del sexo oral. Como vivir en una pesadilla de trama mediocre.

Cuidado con lo que deseas. -DekuKatsu- ¡Alert: Incubo!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora