Amado invasor

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Recuerdo el día que llegaste a mí,

una bolita de ternura ante mis ojos.

Aquel amor a primera vista que pude sentir,

con tus colores blanco y naranja que amé.

Eres la masita de amor que pude desear,

puedo decirte las cosas más espantosas

y no pasaré vergüenza alguna.

Mis ojos se dilataron con tu belleza,

enamorándome de aquel pequeño de cuatro patas

al que le doy mis días y mi tiempo entero,

quien llena de pelos mi ropa querida.

Hoy te dedico mis palabras sinceras,

lejos de la presencia ajena de las personas,

a quienes considero una amenaza peligrosa.

ECOS DEL ALMADonde viven las historias. Descúbrelo ahora