"Prólogo"

19 3 0
                                    

Advertencia: Narración explícita. Recuerda que todo esto es un relato ficticio, todo lo narrado y dibujado aquí es solo ficción.

A las afueras de la foresta oscura había un dominio diferente, un dominio que no era gobernado por la antigua fé, un lugar al que llamaron "El prado de los no creyentes", tal como su nombre lo indica el lugar era un gran prado, de verdes paisajes y blancos contrastes, un lugar pacífico y alejado de toda creencia religiosa, habían habitantes de todo tipo, todos ellos unidos por la filosofía del creer en uno mismo y no permitir que falsos ídolos los manejaran a su antojo, bajo esa premisa creció un joven cordero de lana casi tan blanca como la nieve y pelaje mezclado con un negro casi azabache en el rostro y extremidades que parecían darle un hermoso balance a su figura, mientras que su mayor atributo eran sus ojos, unos ojos rojos como la sangre, tan penetrantes que parecían sentenciar tu alma con el más mínimo contacto que hicieran.

El cordero era el más joven de su especie, era risueño y estaba lleno de metas que cumplir, su vida en el prado era pacífica, siempre gustaba de recoger camelias cercanas al río que dividía la foresta del prado, siempre estaban floreciendo por lo tanto siempre habían collares, pulseras y coronas de flores para usar como accesorios.

Aquél día el cordero tomó su canasta como regularmente lo hacía, bajó toda la colonia por el campo de tulipanes blancos con la continua necesidad de pasar su mano delicadamente sobre ellos mientras alzaba su ropaje color crema, el sonido suave de algunos pájaros cantando lo acompañaban en su caminata hasta la orilla de uno de los brazos del río. El cordero notó aquel viejo manzano que extendía sus brazos desde la foresta hasta el prado haciendo una agradable sombra, el joven se dejó caer delicadamente en el verde y brillante pasto del suelo, acomodando su ropaje que ahora empezaba a enredarse de forma armoniosa con el pasto, el joven disfruto de esa dulce sensación de seguridad y comodidad, el movió su cabeza con delicadeza a la parte superior del árbol, observando una manzana de un tamaño considerable, la vista lo puso hambriento casi de inmediato.

Se levantó con la misma delicadeza que lo caracterizaba y se subió a una pila de rocas que ya había cerca para poder alcanzar la manzana con facilidad cosa que su baja estatura no le permitía hacer, algo temeroso intento apoyarse sobre las puntas de sus pies, dio un paso en falso y cayó acompañado con un fuerte estruendo. Con algo de pena el cordero se levantó, empapado con el agua cristalina del río, su ropa color crema se volvió un color mostaza y su lana se hizo más pesada, el joven agarraba la pesada tela de su ropaje mientras se acercaba con un poco de dificultad a la orilla del río, una vez llego a la orilla se tiró sobre ella algo irritado por lo que le ocurrió.

-Maldita sea-

Murmuró para si mismo mientras solo podía pensar en lo molesto que se sentía en ese momento, pero, algo lo saco de sus pensamientos rápidamente, unas suaves risitas, se escuchaban bastante cerca de el lo que lo hizo ponerse alerta casi de inmediato, sus ojos empezaron a vagar entre los árboles al rededor de la foresta, no podia encontrar nada... Hasta que sus ojos se enfocaron a la perfección en un solo lugar.

Una figura definitivamente más alta que el estaba parada justo al otro lado lo observaba de una forma que sentía amenazante, su ropa era de un verde militar, era una especie de túnica muy extraña, parecía mas una gabardina pero tenia grabados en dorado, aparte de la extraña túnica vestia unas botas negras altas, una máscara con un triángulo invertido en el centro de un color dorado y portaba un arma en mano. El cordero dió un paso atrás en cuanto se percató del arma, quería gritar y salir corriendo pero se paralizó en cuanto está figura alzó su arma, el joven cerro los ojos temiendo lo peor pero no hubo ni un sonido, solo sintió como le acercaban algo a la cara.

-¿Lo quieres?-

Pronunció la figura mientras sostenía una manzana cerca de su rostro, el cordero abrió los ojos lentamente y respondió.

𝐂𝐚𝐦𝐞𝐥𝐢𝐚𝐬 - 𝐂𝐎𝐓𝐋 𝐀𝐔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora