Gema

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Christopher ha estado muy preocupado por su pequeña hija Ameera quien no he tenido el placer de conocer y cargar

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Christopher ha estado muy preocupado por su pequeña hija Ameera quien no he tenido el placer de conocer y cargar. Desde que llegué agradecí que me ayudara a apresurar mi departamento.

— ¿Ya saben algo de ella? — Me arrimo a Liz quien niega inflando las mejillas — Estoy preocupada. He visto que Christopher no ha comido casi nada lo cual es comprensible.

— Sí. He averiguado y escuche van a mandar información desde Rusia por la matriarca Morgan. ¿Por qué no vamos a revisar? Entre más pronto mejor.

Regina Morgan. Una mujer admirable, llena de logros y carácter.

— Me voy a adelantar para ver si ha llegado ¿Te veo ahí? — Ella asiente.

Camino por los pasillos de la central, llego a la oficina de correos y me escondo tras un muro al ver a James ahí.

— ¿Algo para el coronel Christopher Morgan? — Interroga.

— Sí, acaba de llegar información directa de Rusia de Regina Morgan. — Me asomo para ver como le entrega el sobre con el sello que conozco perfectamente desde que era una niña.

— Bien. Dámelo, yo se lo voy a entregar ya que iré por ahí para entregarle el documento importante. — Lo toma y se aleja de la ventanilla por lo que me vuelvo a ocultar, pasa delante de mi y veo como se detiene para abrir el sobre. — Ameera Saeeda Morgan. — Veo como la hace bola y la mete en uno de sus bolsillos. — Esa mocosa en manos de la Bratva. — Abro los ojos con sorpresa. — No va a vivir — Suelta una risa nasal. — Es mejor dejar que muera y así...

— ¡¿Cómo puedes decir eso?! — Salta del susto y me mira apretando la mandíbula.

— ¿Qué haces aquí? Es de mala educación escuchar las conversaciones ajenas, Gema.

— ¿Conversacion? Estás más sola que yo y eso es decir mucho. — Me burlo y le extiendo la mano — Dame esa hoja, James. Ahora.

— No eres quien para darme órdenes y no tengo ninguna orden.

— Se que Ameera está con la Bratva. Dame ese papel, van a sancionarte como quiera más por abrir correspondencia del superior.

— Es mi palabra contra la tuya. ¿Quién le va a creer? — Se acerca y no despego mi vista de sus ojos azules — A la hija de una sirvienta. — Susurra.

Mi cólera sube, la imagen de esa bebé siendo torturada e incluso abusada me come la cabeza. Me aviento hacia ella agarrandola a golpes. Recibo varios de James y otros los esquivo, termino arriba de ella logrando sacar de su bolsillo la hoja sacrificando un poco mi cabello que es jalado por ella.

— ¡Sueltame maldita sea! — Grita

— ¡ES SOLO UNA NIÑA! — Grito dándole un cabezaso.

Eso fue mala idea... ¡Me dolió!

Soy una...¡¿Bebé?!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora