Esta historia no es mía es de @arlingtonfanfics yo solo hago la traducción :)
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LA MENTE.
La mente es algo poderoso.
Lo único en lo que todos estuvieron de acuerdo fue que Emilia Page tiene una mente fuerte, pero ¿será eso suficiente c...
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TRAICIÓN.
Obviamente Klaus no se lo toma a la ligera. La traición era un tema delicado para cualquiera, pero para Klaus estaba a otro nivel. Emilia sintió que él tenía problemas extremos de confianza o abandono por la forma en que hablaba de la traición, por lo que no quiso insistir más en el tema. Sabía que era mejor no sacar su lado malo de las historias que contaba.
Cuando el camarero regresó con la comida, se veía exquisita y divina. Había pequeñas muestras de muchos alimentos diferentes que no podía esperar para probar. Por otro lado, el lado de la mesa de Klaus estaba completamente vacío. Klaus se dio cuenta y llamó al camarero para que se acercara. Klaus se volvió hacia Emilia y miró el cuchillo que sostenía para cortar la comida. "Emilia, ¿puedo tomar prestado eso?"
Emilia mira su cuchillo y no quiere dárselo por si acaso planeaba hacerle algo. "Klaus, ¿qué quieres con mi cuchillo?"
"Relájate amor, estarás bien. La cena siempre es mejor con un espectáculo".
Se relajó un poco y le dio a Klaus el cuchillo. Klaus se volvió hacia el camarero. Agarró la cabeza del camarero y lo miró a los ojos. "Quiero que tomes este cuchillo. Córtate la mano y vierte un poco de sangre".
El camarero hizo exactamente lo que le dijo y vertió su sangre en la copa de Klaus. Emilia hizo una mueca, no le gustaban los acontecimientos que estaban ocurriendo. "¿Eres aprensiva, amor?"
"En realidad no, fue más bien la forma en que sucedió".
"Oh, Emilia, pediste este trato, así que realmente pediste ver estas cosas". Klaus luego acelera detrás de la espalda del camarero y comienza a alimentarse brutalmente de su cuello. El rostro de Emilia palideció cuando Klaus levantó la cabeza del cuello del camarero con la sangre cubriendo su rostro. "Amor, ¿me prestas tu servilleta, por favor?"
Emilia rápidamente le pasó a Klaus su servilleta. Una vez que su rostro estuvo limpio, Klaus inmediatamente la abandonó para ir a hablar con otras personas más importantes. Sin embargo, antes de que Klaus saliera de la habitación, obligó a los camareros a esperar afuera y asegurarse de que ella no se fuera. Lamentablemente, Emilia pasó la noche picoteando su comida, demasiado disgustada para darse un festín con la elegante comida francesa.
Durante las próximas semanas, Klaus y Emilia formaron una especie de rutina. Emilia se sentaba en una habitación similar a una oficina en completo silencio trabajando en cualquier cosa que Klaus le ordenara hacer mientras Klaus le decía quién sabe qué. Klaus le dejó una compañía vampírica para bloquear puertas. Sin embargo, no podía hablar con ellos, no porque no quisiera sino porque se vieron obligados a permanecer en silencio, a no reconocer su presencia y tampoco a dejarla salir de la habitación. Después del primer día, cuando Klaus se olvidó de dejarla comer porque lo único que había en la habitación eran bolsas de sangre, ella lo convenció de que le diera descansos de quince minutos para el desayuno, el almuerzo y la cena. Incluso eso fue bastante difícil. Sin embargo, todos los días podía escribir una lista de cosas para pedirle a uno de los vampiros estacionados que las recogiera para comer. Luego él lo traería y Emilia lo tomaría como comida.
