Esclavo

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Como un esclavo, así era su estado de deplorable. Tenía marcas en la cara, pecho y espalda, incluso su labio estaba reventado... frente a él, la "pobre víctima a rescatar", Kafka.

—Oh cariño... eres tan lindo cuando haces caso —pasaba su filosa uña del dedo índice por su pecho, generando otra marca por la que se logró filtrar sangre—. Tal y como me gusta...

—Kafka... —escupió adolorido mientras intentaba alzar la cabeza, pero las cuerdas rosadas lo sostenías tan fuerte que forcejear solo haría que le faltara el aire.

La mencionada sonrió alegremente, tomó el pecoso del mentón y empezó a besarlo lentamente, mordiendo tu labio inferior hasta que la piel cedió y la sangre hizo parte de sus salivas mezcladas.

Sus ojos brillaron aún más, las cuerdas rosadas intensificaron, y Kafka soltó un gemido tal fuerte que las gotas de su sexo se filtraron de su lencería negra.

La villana había llegado al orgasmo con tan solo probar la sangre de su víctima favorita.

—¿Sabes cuánto tiempo tuve que contenerme? —pregunto Kafka mientras empieza a lamer el pecho el chico, extrayendo la sangre de sus heridas—. La sensación de tu líquido vital en mi lengua... es más adictiva que la droga...

—Y...Y-ya —logra decir, pero no tenía fuerzas para pelear.

La mujer de cabello Vinotinto mordió, con la suficiente fuerza que la piel del héroe se amoldó de tal manera que dejaron una marca, los colmillos de aquella loca se aferraban a la carne del chico el cual se retorcía levemente. Aunque intentaba gritar, le era imposible, Kafka tenía varios dedos metidos en la boca del chico.

Tras terminar de morder la mayor parte del pecho de Izuku, la villana hizo un gesto con las manos, de manera inmediata las cuerdas rosadas desaparecieron, el peli verde, con apenas energías para no perder la razón, cayó de cara el suelo, o eso había pasada, pero la mujer lo acomodó entre sus pechos.

—Prueba la adicción también... —digo gentilmente mientras sus ojos brillaban de un rosado marcado.

Sin rechistar, el chico besó a la mujer, mordiendo sus labios, en cuanto su paladar sintió el intoxicante sabor de la sangre de Kafka, entró en éxtasis, sus hormonas se dispararon y empezó a besar desesperado a la mujer, con la esperanza de probar más de ella.

—Más.... más por favor —el chico desesperado se separó de los labios de la mujer y atacó su cuello, mordiendo con la esperanza de la villana le concediera más de su sangre.

Kafka sonrió, mordió con fuerza su lengua hasta que se hizo una herida, abrió la boca enseñando como el líquido carmesí se mezclaba con su saliva, moviendo su lengua lenta y seductoramente. Dando una clara invitación al joven, que claramente no desperdició.

Asaltó de nuevo como un animal la boca la mujer, haciendo lo posible por obtener más de su vicio reciente. Aún sin importarle como Kafka rasguñaba su espalda, desgarrándolo tortuosamente. No sentía dolor, no sentía picazón o ardor...

Lo único en lo que podía pensar...

ERA EN DEVORAR A LA VILLANA... como si fuera un dulce néctar.


{...}


Su cuello estaba marcado en todas partes, Izuku solo atinaba a ceder a sus impulsos más primarios, aún si estos implicaban dejarse torturas por aquella loca de pelo vino tinto.


Kafka estaba sobre el regazo de Izuku, montándolo sin piedad mientras lo besaba y casi le quitaba la lengua debido a la fuerza con la que su beso se profundizaba. La villana sonrió antes de alejarse de los labios del chico, y condujo sus grandes montículos a la boca el pecoso, el cual ni siquiera dudó antes de empezar a chupar, todo sea con tal de satisfacerla.

EN TELARAÑASDonde viven las historias. Descúbrelo ahora