Capítulo I

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AALIYAH

No entiendo nada, no comprendo.

El dolor intenso de cabeza aturde y la intensa luz blanca que rodea el lugar me ciega los ojos. No puedo identificar donde es que estoy, estoy totalmente perdida. Cómo fue que desperté en un lugar tan iluminado, tan lleno de luz que llega a ser tan cegadora. Trato de pararme pero me cuesta mucho trabajo, por alguna razón me duelen las costillas y el dolor de cabeza no para.

Ya de pie trato de observar mejor el lugar. Es algo totalmente blanco, no hay paredes, es inmenso. Trato de esforzar la vista para identificar algo que me sea conocido o familiar, algo que me diga donde estoy pero no hay nada. Todo sigue igual, blanco y sin nada dentro, solo yo.

El estrés que me causa estar en un lugar desconocido me da por empezar a caminar, a explorar el lugar mientras grito a todo pulmón ayuda, pero solo se escucha mi propia voz con el eco. Sin detenerme sigo caminando torpemente, con el intenso dolor de cabeza y costillas pero no me rindo y sigo avanzando mientras grito que me ayuden, que aparezca alguien.

Mientras más caminaba no encontraba absolutamente nada, todo seguía igual de blanco hasta que algo cambio. En lo lejos se podía observar una silla con un escritorio. Sin entender porque aquello estaba en ese lugar me dirigí hacia allí. Mientras más me acercaba más se detectaba la silla y el escritorio pero no sólo era eso. Ya casi delante de aquello pude ver que también había una persona, pero era diferente. Aquella "persona" era muy pálida, su cabello era entre pelirrojo y se veía en su cara pequeñas pecas.

Pero lo que me cautivó eran sus ojos llamativos y raros, unos ojos que nunca me había imaginado que existieran. La pupila era de un color esmeralda muy clarito, pero además de sus ojos detrás de él sobresalían unas enormes alas, o creo que era eso.

En ese preciso instante me di cuenta de que eso no era una persona común y corriente, y de que ese lugar tampoco era algo normal. Así que la realidad me vino rápido e impactante y no dudé en soltarlo sin apenas preguntar nada.

—Estoy muerta..—Lo dije tan bajito, tan imperceptible pero que me chocó como algo fuerte. ¿Cómo podría estar muerta, es que no tiene sentido? Yo estaba muy bien, yo no puedo estar muerta, es imposible.

—Bienvenida, Aaliyah—Su voz captó toda mi atención, y me di cuenta de que además de ser surreal tenía una voz masculina muy llamativa.

—¿Donde estoy?¿que es este lugar? ¿quien eres tú? y por favor dime que no estoy muerta—Lo último lo dije como una súplica, es que no me puedo creer que este muerta. Después de la muerte no hay más nada, es solamente vida y ya. Eso es así, naces,creces, te reproduces y mueres no dice nada de otra vida después de la muerte. Es que esto es imposible dios mío.

—Mi nombre es Calix. Estás en el lugar donde se decide si vas directo al infierno, al paraíso o de vuelta a la vida ya sea porque no es tu hora de morir, debe ser reencarnado o porque tienes algún asunto pendiente y yo soy el encargado. Y si Aaliyah, lamento decírtelo pero estás muerta.

Eso me impactó, aunque ya lo sabía me impactó mucho porque yo tenía mi vida no tenía ninguna preocupación o problema excepto terminar mis estudios y ahora simplemente morí.

—Y-yo no puedo estar muerta, y-yo yo tengo mi vida, mi vida es buena, es sencilla, yo estaba muy bien. No puedo morir, no puedo estar muerta eso es imposible.

—Lo siento mucho, pero si estás muerta y lamento repetírtelo tanto.—Lo dijo con algo de lástima pero a la vez como si estuviera cansado de repetirlo. Supuse que era porque su trabajo era ese y esté cansado de tanto escuchar lo mismo que dicen todos cuando mueren, aunque todavía sigue siendo surreal.—Mira, necesito que me cuentes tu historia, depende de lo que me cuentas sabré para donde enviarte. No puedes mentir ya que aunque lo intentes este lugar solo te hace decir la verdad. Por favor, puedes empezar.

No entendí muy bien así que simplemente empecé a contar mi vida desde muy chiquita aun en shock y con algunas trabas.

—Bueno, como seguro debes saber me llamo Aaliyah Clairk, tengo 17 años y estudiaba música. Desde chiquita el amor fue fundamental en mi hogar y mi familia era lo más preciado que tenía. Mi papá se esforzaba mucho por llevar comida todos los días a la casa y complacerme en lo que fuera mientras que mi mamá se encargaba de la casa y de mi y trabajaba desde casa en la repostería. Cuando cumplí los 7 años nació mi hermana y fue la celebración del momento. Era muy querida por toda la familia, incluyéndome. Estaba fascinada con ella, me encantaba enseñarle cosas.— Acordarme de ella y de que no voy a poder estar más en sus momentos de tristeza o cuando se sienta sola me aprieta el alma pero sigo contando—Luego entré a la escuela y tuve mis problemas con varias personas, claro.  Siempre era molestada por una niña la cual no recuerdo el nombre. Me molestaba mucho porque me gustaba leer, me pasaba los tiempos libres tocando o creando música y le parecía un punto fácil al cual molestar. Seguí creciendo y me volví muy cercana a una niña que me defendía de las injusticias de la niña abusadora. Tuve mi amor adolescente a los 16 y todavía éramos pareja,  hasta que desperté aquí.

Calix me había escuchado con mucha atención sin perderse de nada. Había entendido todo muy bien, pero por su cara sospechaba de que no lo convencía o había algo que no encajaba.

—Bien, ahora ¿podrías decirme cómo moriste?.

Bueno, esa pregunta fue algo absurda. Claramente no sé cómo había muerto, por algo estaba tan alarmada y todavía no me lo creía. De hecho llegó a pensar de que en algún momento despertaría y le dirían que todo había sido un sueño, pero nunca pasó.

—No, no recuerdo y si recordara no estuviera tan histérica de saber que estaba muerta— Lo dije con demasiada obviedad.

—Te entiendo, pero después de cierto rato de haber pasado en este lugar puedes recordar cómo fue tu muerte y de que moriste, y tú aún sigues sin recordar ¿cierto?.

—No, no recuerdo nada. 

—Bien. Creo que tienes que volver, pero no con vida, serás un fantasma, un espíritu como quieras llamarle.—Espera ¿que? ¿Los fantasmas y espíritus existen? ¿Y YO SERÉ UNO?—Te asignaré un ayudante por si es necesario.

Parecía que se iba a levantar e irse así que le pregunté algo que todavía no estaba claro, aunque claramente ya lo sospechaba.

—Espera— Calix se giró hacia mi—¿que eres?.

—Pense que lo tenías claro, soy un ángel querida.

Y después de decir aquello se esfumó. No sé cómo fue pero ya él no estaba por todo el lugar. Después de esperar cinco minutos apareció de repente otra persona más, de la misma manera en la que desapareció Calix.

Esta vez era un chico muy alto, de cabello castaño y desordenado. También era muy pálido y sus ojos, en diferencia a Calix, eran un color amatista. Igual, detrás de él sobresalían unas alas inmensas. Llevaba una ropa casual, un pullover ancho blanco con unos pantalones gris.

—Hola muñeca, me llamo Espen— lo dijo con voz de cansancio, como si no tuviera ganas de hacer nada ni en lo más mínimo—Soy el ángel que te va a ayudar.

—Pero en que necesito ayuda, no si que es lo que tengo que hacer— Era cierto, el ángel Calix simplemente se fue, se esfumó, no me dijo nada.

Con un resoplido Espen me respondió:

—Tenemos que ir al lugar ese donde los humanos viven y resolver tu asunto pendiente.

—Eso donde los humanos viven se llama Tierra.

—Bien como sea, vámonos, tenemos mucho por hacer y creeme cuando te digo que te vas a cansar hasta la madre.

Y dicho eso empezó a andar por el inmenso lugar blanco y yo sin saber a donde se dirigía lo seguí.

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⏰ Última actualización: May 24 ⏰

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