Capítulo 1. De bastardo a Rey

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La gente ríe y baila en el gran salón del trono. Es un dia de celebracion en una prospera nación que ve sus mejores días bajo el mandato de un nuevo Rey.
Atras quedaron los dias del tirano Rey Tenorman El loco, quién mantenía su mandato con fuerza bruta y violencia a quien tentara llevarle la contraria. El pueblo vivía bajo el terror y los abusivos impuestos que incrementaban la hambruna y con ello el descontento de su pueblo.

El rey pensó que la tiranía y el miedo serían suficientes para gobernar,subestimando a aquella población hambrienta y desesperada. Grave error.

La desdicha une opiniones,y la fé,brinda una razón para luchar.

Una noche de invierno el pueblo se sublevó y atacaron las altas puertas del Castillo real de Kuppa Keep. Matando a los guardias,saqueando las cocinas,incendiando las sedas,y golpeando a la servidumbre del lugar. Los guardias sucumbieron ante el número creciente de atacantes y los pocos que sobrevivieron huyeron para evitar una muerte cruel.
Al final Tenorman El Loco fue decapitado y su cabeza fue exhibida en la entrada del pueblo. Como prueba de que ningun tirano es invencible. El desordenado reino,pronto se vió en la necesidad de un nuevo soberano,un rey justo qué se abriera al diálogo e instaurara un reino parlamentario.

Un rey que escuchara a su pueblo, brindara soluciones y no más sufrimiento.
Se consideró al único hijo del antiguo rey,como sucesor al trono.Pero el pueblo rápidamente se levantó en armas ante la sugerencia del consejo.

Así, llegó Eric El bastardo al trono. Producto de una noche entre el antiguo rey y una honorable bruja del linaje de Cartman. Era lo suficientemente jóven como para educarse,ser influenciado,y obedecer sin peros al regente del Reino.

La música subió de intensidad,las mesas fueron llenadas con manjares y jarras de vino. El Rey Mago comía sin un fin.
Poco o nada le interesaba aquel reino de mierda. Al contrario,era un asunto fácil de ejecutar.
Solo tenía que poner su huella en pergaminos,sentarse en un trono y mandar.
Aún no creía su golpe de suerte. Un día su madre abría las piernas y vendía pociones entre los pueblos del Reino y ¡Boom! Meses después daba a luz al bastardo del rey.

La vida era mejor en la corte, qué en aquel aburrido Monasterio de magos,donde era aprendiz.
Ahora, tenía a todos los tutores en el castillo traídos desde lo más recóndito del mundo,solo para darle sabiduría.
Las celebraciones eran lo mejor,y mas cuando el era la razón. No todos los dias,el Rey de un imperio cumple catorce años.
A su derecha Lord Garrison se acercó y con una reverencia le indicó.

—Es hora de los presentes, majestad—Cartman sonrió con entusiasmo dando un trago extra a su vino e indicó a los sirvientes que limpian la mesa.

—Adelante,Lord Garrison,quiero ver qué han mandado para caer en mi gracia—.

Eric es consciente de qué muchas familias nobles cuentan con recelo ante el nuevo monarca,pero ser bendecido con su gracia era necesario para mantenerse relevantes en la corte. Su tutor dió la orden de bajar la música y despejar el centro del salón.
Pronto de todas las entradas,decenas de sirvientes comenzaron a cargar sus presentes.
Cobres llenos de monedas de oro,diamantes y joyas de diversa índole, especias ricas del oriente,licores añejados,telas con bordados en oro. Esclavas prepuberes y adolescentes para su deleite en la alcoba.
Regalo tras regalo fue desfilando frente a los ojos del ambicioso adolescente. La sonrisa que ostentaba era satisfecha,y solo a momentos brindaba comentarios sobre los regalos.

Hasta que uno en particular le hizo levantarse con alarma.

El gran rey mago inhaló bruscamente y se acercó al sirviente que cargaba un cuadro ornamentado en caoba. Su mano se levantó y acarició el relieve de la pintura, embelesado. La pintura mostraba en el fondo un bello prado lleno de rosas,altos arboles frondosos de los cuales la luz del sol se colaba creando cortinas brillantes,en el suelo ricamente detallado, el follaje adquiría tonos musgo y madreselva,ligeros destellos violeta.
Los miembros de la corte se enternecieron,sin saber que su Rey era un apasionado del arte. Quién perdía el aliento ante una obra bien hecha.

El rapto del príncipe Elfo Donde viven las historias. Descúbrelo ahora