Era 0

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A partir de una gran explosión, nació el infinito universo donde se fueron formando millones y millones de estrellas y galaxias inmensas donde poco a poco nacían planetas. En algunos de estos planetas iba apareciendo lo que se conoce como "vida". En uno de estos sistemas solares existía un planeta peculiar, era enorme y emanaba de el un gran brillo pero también un inmenso poder.

Pasó el tiempo, y este planeta explotó así sin más; de esta explosión nacieron cuatro joyas de diferentes colores y formas, eran diamantes. Uno blanco que era el de mayor tamaño, uno amarillo, uno azul y el más pequeño, un diamante rosado.

Estás extrañas rocas luminosas comenzaron a juntarse, formando una enorme silueta cósmica la cual absorbió por completo aquel sistema solar. Está era una figura casi indescriptible, una especie de ser gigantesco con una cabeza, dos piernas y ocho brazos. Los Diamantes estaban ubicados en su abdomen alineados desde el más grande hasta el más pequeño irradiando un gran brillo. Este ser era capaz de crear, reconstruir y destruir cualquier cosa existente en el universo. Se dice que está figura cósmica y astral con el simple movimiento de uno de sus brazos podía crear un nuevo sistema solar y con otro ligero movimiento podía destruirlo en un instante si se le antojaba. Esta criatura tenía un objetivo, hacer del universo un lugar completamente perfecto.

Viajaba de galaxia en galaxia y observaba los planetas y los comportamientos de toda criatura viviente y si no le agradaba y les parecía irregular las eliminaba y recreaba otras nuevas.

Realizó estás acciones por eones pero nunca lograba la tan anhelada perfección; hasta que pensó en que no existía en el universo un ser tan perfecto como ella misma, así que llegó a la conclusión de que para lograr la perfección debe crear la forma de vida perfecta y esa vida se encargaría de expandir de a poco esa perfección, una forma de vida proveniente de cada parte de ella misma y tal vez solo así lograria su objetivo, la decisión estaba hecha.

El gran ser Todopoderoso se separó en los cuatro Diamantes que formaban parte de ella. Los cuatro Diamantes cayeron a un enorme planeta brillante con dos grandes anillos rodeandolos, que fue el último planeta que habían creado cuando eran un solo ser. Allí el Diamante Blanco empezó a tener una forma física, tenía una figura femenina y completamente blanca de grandes ojos e iris de color gris y cabeza en forma de puntas asemejandose a una estrella, luego el Diamante azul y el amarillo se empezaron a formar también, la Diamante azul tomó una forma femenina y completamente de color azul con cabello largo y azulado, la Diamante amarillo también tenia una figura femenina con su cuerpo completamente amarillo con cabello en puntas hacia adelante. Las jóvenes Diamantes observaron a la Diamante faltante esperando a que se formara como ellas, pero no ocurríó nada, no se formaba, esperaron y esperaron pero no pasó nada. Sin embargo, esto no importaba por ahora, sabían que su hermana Diamante se formaría tarde o temprano. Las Diamantes observaron a su alrededor el planeta, este estaba lleno de vegetación y criaturas organicas, todo era muy hermoso pero para ellas insignificante e imperfecto, debían empezar con el propósito por el que fueron creadas, exparsir su perfección por todo el universo y empezar un gran imperio. Habían nacido las Diamantes.

El Brillo de un DiamanteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora