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Nathaniel se encontraba en casa de una de sus amigas, Iris, ya que estaban haciendo una fiesta de pijamas con algunos amigos más.
La fiesta era tranquila, agradable para el gusto del rubia, y lo agradecía ya que sus fiestas solían terminar por ser un total descontrol, siempre terminaba todo tirado por los suelos, incluyéndolo a la gran mayoría de sus compañeros.
Todo el grupo de amigos estaban en el largo sofá de la pelirroja mientras veían una saga de películas de... ¿disney? Sea lo que sea, fue idea de Alexy o Rosa. Todos estaban bastante juntos los unos de los otros debido al tamaño del sofá, excepto dos de ellos: Castiel y Nath
Todos estaban muy apegados, y el pelirrojo no era reconocido específicamente por ser muy apegado y meloso con otros, cosa que, aunque no iba a admitir, era algo que le agradaba bastante, ¡los abrazos son algobonito! ¿Ni siquiera Castiel podría caer rendido por uno? Se decía el delegado a si mismo, mientras observaba al rockero, que seguía un poco más apartado.
Castiel notaba esas cortas miradas que les daba aquel chico, y una leve sonrisa pretendía hacerse notar en su rostro, aunque lo evitó. El pelirrojo quería acercarse a Nathaniel, incluso aunque fuera su "enemigo", pero que más da, después de todo las veces que se veían después de clase no opinaban lo mismo. Igualmente, ¿por qué los demás chicos no se acercaban a él? ¿Lo hacían aposta para que Castiel se acercara?
El más alto rodó los ojos y cada vez que la pelicula avanzaba poco a poco, el también lo hacía, acercándose un poco más al de ojos ámbar.
Nath se sintió confundido al ver a Castiel tan pegado a el, antes no estaba tan cerca. El de ojos grises continuó fingiendo que estaba atento a aquella película, aunque en realidad lo estuviese mas a los movimientos del delegado.
Castiel pensaba alguna forma de pegarse más al otro chico, no era algo que solía hacer, pero si algo que deseaba. El pelirrojo tenía una especie de debilidad en cuanto a Nath, y aunque ambos chicos creyeran que no, todos se daban cuenta. Pero por dios, la tensión entre ellos era notable a kilómetros.
Seguía pensando, pero simplemente nada se le ocurría, así que decidió lanzarlo todo por la borda, simplemente abrazar al chico contra su cuerpo, y hacerlo rápidamente para que no se arrepintiera tarde o temprano.
El rubio jadeó en voz baja al sentir su cuerpo moverse rápidamente y pegarse a Castiel con uno de sus brazos en su cintura en un cálido abrazo, rapidamente miró al pelirrojo, el cual mostraba un leve tono carmín iluminando su rostro y su ceño un poco fruncido debido a la vergüenza, Nathaniel se deleitó con la vista y simplemente sonrió, apoyó su cabeza en el hombro del más alto y rodeó el abdomen de este con su otro brazo. Castiel se sorprendió un poco al ser correspondido y dejó mostrar una leve sonrisa al apoyar su cabeza en la del contrario.
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