— Venga cariño, levanta. — dijo Laura mientras apagaba el despertador de su hijo, Alex. — No te lo voy a volver a repetir. Rápido, me tengo que ir al trabajo, y tienes que llevar a tu hermana al instituto. —
Alex, entre quejidos, se tapó su cara con la almohada. De forma lenta, echó un vistazo con los ojos entrecerrados a su móvil, y vió la hora. Al darse cuenta de que había pospuesto la alarma hasta cuatro veces, y que le quedaban cuarenta minutos para que empezaran las clases, reunió todas sus fuerzas para levantarse, vestirse, lavarse y peinarse. Pero cuando su hermana, Lucía, y él, iban a salir por la puerta:
— Mierda, mierda, mierda. No puede ser. — dijo de forma nerviosa Lucía.
— ¿Qué pasa ahora? Tenemos que irnos, ¡ya! — exclamó Alex, fingiendo preocupación, cuando en realidad le daba igual lo que pasara.
— ¡No encuentro mis deberes! — respondió Lucía preocupada. — Como Ángeles me pida corregir... —
— ¿Estas de coña? Venga, que llegamos tarde. — dijo Alex molesto.
— En todo caso llegaré tarde yo. Vas a la universidad, ¿sabes que a tus profesores les importa una mierda si vas a clase, verdad? — respondió Lucía.
— Esa boca... Y venga, no me hagas repetirlo. —
— Pero... — dijo Lucía intentando razonar.
— No. — la interrumpió Alex.
Lucía, enfadada y preocupada, salió por la puerta de su casa. — No sabes como es Ángeles. — dijo ella enfadada.
— La tuve de profesora, claro que sé que es una bruja. — respondió Alex.
Ambos se montaron en el coche de Alex. Unos minutos después, llegaron al instituto de Lucía.
— Venga, ahí tienes a tus amigas. — dijo Alex cansado.
— Oye, se que no lo parece, ni lo demuestro, pero te quiero mucho hermanito. — le dijo tiernamente Lucía.
Alex abrió los ojos sorprendido ante esas palabras, y sonrió.
— Venga canija, te están esperando. — añadió Alex mientras se aguantaba las ganas de abrazarla.
Lucía abrió la puerta del coche, se colocó la mochila a la espalda, y corrió hacia sus amigas, que la esperaban. Alex la mira, y se vá.
— ¿Cuándo me vas a presentar a tu hermano? — dijo una de sus amigas mientras se reía.
— Tiene veintidós años, y tú tienes catorce. Además, es muy pesado. — respondió Lucía.
Alex, después de unos minutos, llegó antes de que empezaran las clases en la universidad. En la entrada de esta, se encontró con su mejor amigo, Lucas, y con su mejor amiga, Sofía.
— ¡¿Qué pasa tío?! — dijeron Alex y Lucas a la vez mientras hacían su clásico saludo de manos.
— ¡¿Qué hay Sof?! — dice Alex mientras saluda a Sofía.
— Sinceramente, nada bueno. — responde Sofía con cara seria. — Mis padres me han castigado sin poder ir a tu cumpleaños, así que no podré... — relató Sofía.
— ¡¿Que no vas a ir al barco?! ¿Estas de coña, no? — la interrumpió Lucas sorprendido.
— A ver, ¿Y luego dices que tus padres no me odian? — le dice Alex a Sofía confundido.
— Estoy intentando arreglarlo, de verdad. — añadió Sofía convencida. — Es increíble, sabían que era lo único que me hacía ilusión de este finde. En serio, a veces pienso que me odian a mí también. —
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SOLOS
Teen FictionCuando 12 amigos alquilan un barco para celebrar el cumpleaños de uno de ellos en alta mar, un fallo en el motor provoca un accidente que les obliga a luchar por sobrevivir. Están alejados de la costa, sin comida, sin agua, y con una amenaza inminen...