Tener madre soltera no es tan malo. Marcy solía ser muy cariñosa y demasiado protectora con sus dos cachorras.
Pero para las dos niñas, era algo necesario saber quien era su padre. Un omega y un alfa siempre tenían que estar juntos...
Entonces... ¿P...
—Estoy embarazada...— Susurró Marcy a su alfa. Pero al ver el rostro lleno de preocupación y terror... Supo que nada iba a ser fácil.
La Wu mayor suspiro ante el recuerdo de su embarazo, la marca que alguna vez era visible en su cuello dolió.
—Señorira Wu, aquí está mi trabajo.— Levanto la mirada y su mente volvió a la realidad en la que estaba. Era la nueva maestra de literatura y artes en su antigua escuela secundaria.
—Gracias, lo revisaré.— Sonrió, tomando el trabajo y volviendo a su papeleo.
Por su mente pasaban sus pequeñas, quien iba a imaginar que pronto cumplirían sus 15 años. A decir verdad, estaba sorprendida de haber logrado criarlas durante tanto tiempo. Jamás se vio siendo madre, no es que se arrepienta de tener a sus pequeñas pero cuando tú alfa te abandona, tienes un embarazo de alto riesgo por tu lazo roto... Bueno, es difícil tan siquiera seguir adelante.
Pero Marcy lo hizo y lo hizo sola.
Ella crío a sus hijas sola, siendo madre soltera y se enorgullece de eso pues sus hijas son las mejores en la tierra.
Y está orgullosa de ellas.
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—¿Y como les fue?
—Genial.— Respondió Nath sin emoción alguna a la pregunta de su tía Anne.
—¡Yo hice una amiga!
—Eso es bueno, corazón ¿Les parece si pasamos por Jason y vamos por un buen tazón de ramen?
—¿Mamá no vendrá?— Pregunto Nath con curiosidad.
—Marcy me dijo que tiene una junta en la escuela, así que hoy estarán con la tía Anne.
Las gemelas asintieron con emoción pues pasar tiempo con su tía tailandesa era de los mejores momentos que podían tener. Era como si Anne fuera una máquina de diversión.
Pero algo en la gemela menor hizo que su curiosidad se prendiera. Saco rápidamente la carta y empujó ligeramente el brazo de su gemela para que pudieran conectarse en la idea.
—Eh... Tía Anne...— Murmuró Nath y pronto logro la atención de la Omega mayor.— ¿Podemos preguntarle algo?
—Claro que si cariño ¿Qué pasa?
—Sabes... ¿Quién es nuestro papá?
El rostro de Anne cayó por la pregunta, sus manos apretaron el volante y se pudo escuchar como trago su saliva con fuerza.
Si, conocía al padre de las niñas. Conocía la historia y de solo pensar en... Le daba ganas de golpear su cara.
