Aparqué mi Mini Cabrio en un amplio aparcamiento que había logrado encontrar y me puse mis gafas de sol blancas y cuadradas junto a la capucha de mi sudadera negra antes de bajarme de él.
Me coloqué detrás de unas vallas que estaban enfrente de la puerta por donde deberían salir los viajantes del vuelo de BudgetAir que volvían de Los Ángeles. Mordí mis uñas nerviosamente y dejé a mi pierna tiritar con impaciencia mientras me apoyaba en la barra de hierro del aeropuerto. Observé como unas chicas de mi edad me señalaban mientras cuchicheaban a unos metros más alejadas de donde me encontraba. Les sonreí y negué con la cabeza.
Por mucho que intentase ocultarme siempre había alguien que me reconocía, fuese el sitio que fuese. Poco importaba que estuviese en el aeropuerto, comiendo o incluso yendo a descansar al hotel después de varias semanas sin conseguir dormir bien. Pero aun así lo agradecía. Sólo gracias a ellas había conseguido llegar tan lejos. Tan solo seis años después de mi salida de la academia y ya contaba con tres discos en el mercado y un EP a punto de ver la luz. Varios premios en reconocimiento a mi música y varios discos de platino eran tan solo una pequeña parte de la gran trayectoria que había tomado nada más salir de la academia.
Me hice un par de fotos con las fans que finalmente se acercaron a mí para regalarme otras gafas de sol y proseguí con mi espera. Hacía ya cuarenta y tres días que no la veía y me iba a dar algo. Aunque ambas estábamos ya acostumbradas a tener que vivir durante largas temporadas la una sin la otra, siempre se nos hacía duro. La confianza era la base de nuestra relación, aunque al principio se nos hiciese algo cuesta arriba, pues en el mundillo siempre solían surgir rumores falsos acerca de nuestra vida privada y, por mucho que quisiésemos evitarlo, las dudas acababan surgiendo.
Una marabunta de personas cargadas con maletas comenzó a aparecer por delante de mis ojos así que me enderecé atusándome correctamente la sudadera y la melena pelirroja y levanté la mirada en busca de la persona por la que había viajado hasta allí.
Un par de minutos después pude ver como una cabellera oscura y corta aparecía luchando contra las dos maletas que se había llevado consigo, de las cuales una era incluso más alta que ella, cosa que me encargué de recordarle el día en que la despedí en el mismo aeropuerto y por la que tuvimos una pequeña disputa que acabó en varios besos de despedida y otros cuantos "quiero quedarme contigo" que quedaron en el aire prometiéndonos mutuamente que cuando volviésemos a vernos nos querríamos incluso más que antes.
Y así fue. Un mes y medio después se podría decir que la quería infinitamente más y no era por la lejanía. Es que, aunque pareciese mentira, a cada día que pasaba en mi vida, seis años después de una larga relación con sus respectivos y típicos roces y sus efímeros distanciamientos, la quería aún más que el día anterior. Se podría decir que vivía enganchada a Chiara Oliver. Atada a ella con el fin de pasar el resto de mis días haciendo feliz a esa guiri de ojos verdes, admirando y celebrando cada uno de sus logros.
Agité mi brazo al aire para que me viese, pero seguía forcejeando con una de las maletas negras a la que se le había atascado la rueda. Chasqueé mi lengua y avancé hacia ella. Al principio a paso lento, después aumenté el ritmo movida por mis ganas de volver a estar con ella y prácticamente eché a correr hacia su posición. El tiempo pareció detenerse cuando nuestros ojos conectaron por primera vez después de tantas semanas sin tener ninguna pantalla de por medio. Sus labios se curvaron hacia arriba formando una armonía perfecta que bailoteaba en mi estómago recordándome lo inmensamente afortunada que me hacía sentir mi novia. Esta soltó sus cosas en el suelo y se lanzó hacia mis brazos mientras yo me detenía y abría los míos para volver a acogerla en casa.
Se enganchó a mi cuello como si de un koala se tratase y yo la agarré de la cintura para levantarla ligeramente del suelo mientras Chiara enroscaba una de sus piernas alrededor de mi cuerpo y emitía pequeños gritos de euforia junto a balbuceos ininteligibles. Si la felicidad se pudiese representar con alguna imagen, sin duda sería con aquella.
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Lost on Waves (KIVI)
FanficEl reencuentro de OT2023 después de seis años tendrá lugar en Sri Lanka, donde un devastador tsunami azotará toda la costa asiática. Chiara y Violeta no descansarán hasta encontrarse en mitad del caos, cueste lo que cueste. **Adaptación de mi propi...