Vacía

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Violeta

Daba vueltas al café con la sensación de estar haciéndolo con mi cabeza, iba a tanta velocidad que creí que podía marearme. Tenía el estómago encogido y los nervios flotando por todo mi piso, como un aura de inquietud que me atrapaba y me apretaba la garganta.

Miré el reloj de nuevo; faltaban 3 horas para ir a aquella reunión en el estudio, una que llevaba esperando demasiado tiempo como para no haber luchado más por ella. Al final siempre acababa echándome la culpa por estar embarcada en donde sabía que no pertenecía, pero donde la corriente me arrastró apenas sin darme cuenta.

Hacía 4 años que había acabado OT, 4 años en los que había hecho muchos proyectos distintos, pero ninguno se alineaba con los sueños que me trajeron a ese programa. Al salir de la academia, todo fue un caos: una fama que me arrolló y unos cambios para los que nunca se está preparada, pero que tienes que dejar que ocurran. Los conciertos, los eventos, el estudio, entrevistas... miles de compromisos a los que casi siempre me apetecía ir, posar y poner buena cara, pero que más pronto que tarde fueron haciendo de mí una máscara que ni yo reconocía en el espejo.

El primer single funcionó muy bien, mis fans se volcaron conmigo para que así fuese y tuve un gran apoyo detrás. El segundo, que salió unos meses después, fue algo peor en números que el anterior, pero me mantenía en una buena posición. Después, saqué un EP de 7 canciones, cuando el boom del programa ya estaba bajando, y se notó. Algunas fans se habían ido olvidando de mí; ya no era tan artista al parecer, pero otra industria se fue interesando más por mí y mi equipo me llevó hacia allí sin preguntarme. Apenas cerraron unos cuantos conciertos de mi disco, fui a alguna entrevista para presentarlo, pero mi representante se hacía la loca cuando le sacaba el tema.

Fui a muchos eventos de influencias, promocioné marcas de ropa y maquillaje, empecé a ser maniquí de diseñadores y una cara bonita para cualquier spot de belleza. Dejó de hablarse de mi música y se pasó a hablar de mí como influencia, "la ex triunfita que se ha quedado por una cara bonita". Y me perdí en todo aquello que yo no quería para mí, dejé de esforzarme en insistirle a mi manager que yo quería intentarlo con la música y me dejé llevar, perdiéndome por el camino. Muchas canciones se habían quedado a medio producir, letras a las que les faltaba una melodía que les diese forma, y muchas ideas de canciones olvidadas en cualquier libreta en un cajón.

Empecé a salir por las noches con compañeros, buscaba la aprobación en cualquier persona que se acordase de mí por alguna de mis canciones, pero para la mayoría era un trofeo al que llevarse a la cama. Bebía mucho; no hablo de adicción, pero sí de evadirme de aquello que sabía que no estaba bien, adentrándome más en un pozo oscuro del que no sabía salir.

Toqué fondo de tal forma que un día me levanté con unas ojeras y un rostro que no sentí mío cuando me miré al espejo. Me asusté al ver ese reflejo de alguien que ya no era yo y decidí aflojar las sogas que no me dejaban moverme. Así que llamé a mi manager sin pensarlo, si lo hacía me acobardaría y me metería debajo del edredón. Fui tajante, clara, y el coraje me dio la mano, casi pude reconocer su tacto y su presencia. 

- No pienso continuar así -le dije tras escuchar sus evasivas, una vez más.

 - No entiendo a que viene todo esto Violeta. Ya te dije que más adelante podrás volver a sacar música, pero ahora mismo es esto para lo que se te demanda. -dijo con un tono de cansancio y frialdad que me helaba poco a poco.

- Pues yo no quiero hacer esto más. Si no puedes darme lo que te pido, me voy. -casi parecía una pataleta de una niña pequeña a la que no se le daba un capricho. me mordí la lengua en un gesto nervioso, sintiendo que se derrumbaban mis fuerzas y la seguridad que me había empujado hacía unos minutos.

Miradas que traspasan la piel. KIVIDonde viven las historias. Descúbrelo ahora