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Omnisciente

Con el pasó del día llegó la noche, los chicos se refugiaban dentro del avión, buscando recuperar calor.

Gustavo limpiaba la herida de Numa, el castaño se encontraba débil, el dolor le era insoportable pero intentaba aparentar ser fuerte por los demás, por Luisa.

Con el paso de la noche algunos se dormían, otros intentaban descansar pese al hambre y frío.
Luisa, quién estaba junto a Daniel y Roy, se encontraba despierta aún al igual que otros.

La azabache tenía un cigarillo en su mano, su mirada se encontraba perdida en la ventana de frente, la iluminación que había era poca, apenas y se podían distinguir las facciones de los demás.

Su mirada estaba fija en la tormenta que se desarrollaba fuera del fuselaje, su oído atento a lo que sucedía afuera.

Algunos de los chicos que seguían despiertos conversaban en voz baja, en susurros que se mezclaban con los ruidos provocados por la tormenta.

Luisa tarareaba una melodía, la misma melodía que se escuchó la noche que Arturo había fallecido. 

Daniel y sus primos veían a la chica en silencio, cautivados por la acción de la chica, parecía ser otra. 
Su rostro estaba serio mientras le daba una calada a su cigarillo, cualquier indicio de una emoción les era imperceptible.

Los chicos que seguían despiertos eran pocos, para ese momento tan solo quedaban los Strauch, Álvaro, Coche, Carlitos, Gustavo, Moncho, Roy y Pedro.

Mientras conversaban no pudieron evitar desviar su atención de la melodía que salía de la chica, era dulce pero a la vez les traía nostalgía.
Les traía memorías que pensaron haber olvidado, el arullo de sus madres para que conciliaran el sueño siendo bebés.

Algunas lágrimas salían de los ojos de los chicos al tener esos recuerdos.

El cigarillo de Luisa se acabó, segundos después la dulce melodía que había estado repitiendo terminó por igual pero la mirada de la chica seguía perdida.

Sus sentidos estaban enfocados en otra cosa, la seriedad y concentración en su rostro era notoría.

Los chicos se alertaron cuando la ojiazul se levantó e hizo un hueco en la pared de valijas que tenían como entrada.

-Luisa.

-Lu, volvé - intentó detenerla Roy.

-Qué hace?

-No se vé cómo la misma - agregó Paez.

-Qué fue todo eso? - cuestiono el más jovén, refiriendose a cómo quedaron hipnotizados por la melodía.

-Qué pasa, Fito, Daniel?

Luisa estaba afuera, su encendedor que milagrosamente aún tenía gas se encontraba entre sus manos encendido, dando un poco de luz.

-No sé - respondió el rubio- En lo que llevamos acá nunca había hecho eso.

-Salgamos a ver que hace.

Poco a poco fueron saliendo, la tormenta había parado y se podía ver la luz anaranjada que salía de las manos de la chica. 
Desde la entrada del fuselaje veían atentos y curiosos lo que hacía.

Su cabeza giraba de un lado a otro cómo si buscara algo, dando pasos en distintas direcciones.

De la nada se escuchó como su encendedor caía a la nieve y sus pasos veloces sobre la nieve se hicieron notar.

-Luisa! 

-Luisa, no! - gritó Gustavo con miedo.

Daniel intentó ir detrás de ella pero la mano de Eduardo aferrandose a su brazo se lo impedía.

-No podés ir detrás suyo.

-Es una locura.

Los pasos de la chica se detuvieron metros más adelante viendo o que estaba buscando.

Los tres chicos que habían salido de expedición se encontraban frente a ella, confundidos de haberla encontrado ahí.

-Luisa? - preguntó Parrado con asombro y confución

Dió unos pasos más alfrente hasta que sus brazos rodearon a los tres jóvenes.

-Me alegra verlos otra vez, chicos - habló la azabache con alegría en su voz, cambiando su actitud inmediatamente.

-Qué hacés acá?

-Vamos con los chicos.

Decidieron ignorar que la chica había evadido la pregunta y siguieron caminando con ella.

-Qué hacés despierta a estas horas, Lu?- preguntó Tintín consternado.

La chica solo les sonrió y siguió caminado de vuelta al fuselaje tarareando la misma melodía.

Al llegar, la luz de la luna les permitió ver a los chicos reunidos afuera, quienes al notar la presencia de los explorados acompañados por la chia, no dudaron en corre felices a festejar us regreso.

-Volvieron!

-Nos preocuparon, pelotudos.

Daniel inmediatamente corrió hacía la chica para abrazarla.

-Luisa, no hagás eso nunca más, me asustaste.

-Disculpamé, Dani.

Sin entender cómo es que la chica se veía normal en ese momento cuando minutos atras parecía otra, se aferró a abrazarla y besar su frente protectoramente.

Sin entender cómo es que la chica se veía normal en ese momento cuando minutos atras parecía otra, se aferró a abrazarla y besar su frente protectoramente

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Qué tal eh?

Un poco de misterio y suspenso eh, les gustó?

No dejen de votar y comentar que les parecen los cpas, me dan vida sus comentarios.

Ya casí llegamos al final de la historía!!


Afraid - LSDLN Daniel StrauchDonde viven las historias. Descúbrelo ahora