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Choi Haewon estaba sentado en un pequeño banquito de cuero acolchado en la esquina de la sala de boxeo en el gimnasio Team Black. Otra vez estaba de visita después de algunos meses de estar ocupado por su trabajo.
Claramente, Haewon pudo haber ido a otro lugar siendo que ahora no tenía nada que hacer, podía estar viendo su drama favorito mientras lloraba, estando en su lujoso sillón de cuero, en su lujoso apartamento a lado de su mascota, un lindo gato esfinge al ue había llamado "Valentino".
Si no fuera por el hecho de que fue su mismo drama favorito quién lo hizo enojar y no querer estar cerca de la televisión o probablemente terminaría maldiciendo a los personajes.
Por eso, decidió acompañar a su hermano mayor en su entrenamiento, solo para verlo, claro.
A su lado, estaba aquel chico pelinegro con el que había hablado por último ese día, Yoon-gu. Parecía estar sonrojado mientras miraba su regazo.
Claro, Haewon estaba acostumbrado a que las personas se comportaran tímidas a lado de él, que se sonrojasen y tartamudearan, de hecho, sería raro que alguien no se comportara así estando junto a él.
Aún así, Haewon decidió peeguntar.
–¿Qué pasa? Te sentaste a mi lado hace una hora desde que llegué, parece que quieres decir algo– Dijo él, con una pequeña sonrisa arrogante, típica en él.
–¿Y-yo?– Preguntó rápidamente Yoon-gu. Señalandose a si mismo, asegurándose de que le estuviera hablando a él
–No ves a nadie más aquí sentado a mi lado, ¿cierto?– Respondió Haewon en un tono sarcástico.
–Ah,– Murmuró Yoon-gu, maldiciendo en voz baja por lo despistado que estaba siendo los últimos días. Rápidamente se aclaró la garganta y negó con la cabeza.
–No eres tan importante, deja de asumir que todos quieren hablar contigo– Dijo Yoon-gu, queriendo mantener su actitud dura.
Al reaccionar a sus palabras, se dió cuenta de su error, aunque no lo iba a decir en voz alta.
–Bueno– Respondió Haewon, haciéndose el ofendido. Volvió a mirar al frente, viendo a su hermano entrenando (aunque parecía más una pelea) una vez más con Jaekyung. Escuchando de fondo los gritos del entrenador Park regañando las técnicas de Jaekyung y su actitud grosera típica.
Yoon-gu se mordió el labio inferior, no quería decir eso, no quería actuar de esa manera. Claramente quería decir algo desde que se sentó a lado de él, pero no sabía cómo empezar.
Había sido un gran fan de Haewon, su corazón empezaba a doler al darse cuenta la manera en la que le había hablado a su ídolo favorito.
–Perdón– Murmuró Yoon-gu, haciendo un pequeño puchero.
