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Camino con pasos pesados hasta el otro lado de la cama, tomando el vestido blanco y lanzándolo a la cama sin molestarme en verlo bien.

—¿Tuviste que mentirme para que no viera esto? —pregunto, señalando la maleta cerrada a la cual, por los bordes se le ven pedazos de tela con colores claros.

—Sé que dijiste que ya no tendrías problema con esto —nuevamente evita mirarme—. Pero es diferente un short a mis... Vestidos —explica, tomando el vestido blanco con fuerza entre sus dedos.

—Pero no tenías porque mentirme —digo molesto—. Pudiste decirme que...

—¿Qué, Hanbin? —ahora él me mira molesto—. ¿Qué no quería que entraras a mi habitación para que no vieras... Esto? —habla, abriendo los brazos en grande—. ¿Para qué no vieras algo que te parece enfermizo?

Me muerdo el labio inferior y miro al piso, ahora siento calor, así que me quito la chaqueta negra y la lanzo a la cama, sentándome en la orilla.

—No más, Hao. Te lo dije... Te dije que podía aceptarlo si es lo que te gusta —lo miro—. No me encanta, no me molesta. Pero es algo tuyo, es algo tú elegiste.

Aún así parece no creerme, hace una mueca y se muerde el labio inferior. Siento como si él creyera que yo soy su padre, regañándolo por algo estúpido.

Me levanto y aprieto los puños mientras me acerco a él, intento no estar tenso mientras abro la maleta y tomo lo primero que veo. Que es una camisa pequeña azul claro y una falda algo larga de color rosa pastel.

—Ponte esto —le digo, poniendo la ropa enfrente suyo. Él me mira como si acabará de descubrir que es una broma—. Habló en serio, Zhang Hao. Pontelo, quiero verte... No te juzgare ni haré comentarios. S-Sólo... Quiero que tengas algún último buen recuerdo de este lugar. Quiero que te sientas cómodo estando en tu casa, de la manera que a ti te gusta, sin que nadie pueda decirte o hacerte algo malo. No lo haré —murmuro cada palabra, como si hubiera más gente y sólo quisiera decirle esas palabras a él. Queriendo que sólo él se sienta seguro.

Las manos de Zhang Hao tiemblan ligeramente mientras toma la ropa y camina al closet, sacando unos Vans completamente blancos y luego saliendo de la habitación. Escuchando después, como abre y cierra alguna puerta que, supongo, es la del baño.

Mientras espero abro el closet y sigo sacando la ropa, no sé cómo sentirme al imaginar esas mismas prendas en chicas. Zhang Hao tiene buen gusto a pesar de todo, o al menos todo lo que veo parece combinar.

Cuando ya no cabe nada más en la maleta, camino al tocador, abriendo el primer cajón y cerrándolo con fuerza al ver ropa interior como la de la noche pasada. Siento mis mejillas arder y abro un poco el segundo cajón, esperando no ver nada parecido. Por suerte sólo encuentro más libros y moños pequeños para el cabello, recordándome el moño que le vi una vez en la escuela.

—¿Hanbin? —escucho su voz y volteo hacia atrás dando un pequeño salto.

Asoma su cabeza por el borde de la puerta, parece muy nervioso, pero al final comienza a entrar al cuarto con pequeños pasos. Viendo al suelo y jugando con dedos enfrente de la falda.

Lo miro perplejo de pies a cabeza, siento un cosquilleo en mi abdomen. La ropa hace que su cuerpo se vea más delgado y resaltante. Alcanzo a ver una marca morada por la parte del cuello de la camisa, trayéndome recuerdos de anoche, que no son buenos combinados con lo que comienzo a sentir viéndolo vestido así.

Creo que tardo demasiado observándolo, porque cuando vuelvo a ver su rostro, sus ojos están rojos, apunto de soltar lágrimas.

—No, Hao —lo detengo, caminando a él apresuradamente y tomando su muñeca antes de que salga del cuarto.

Voltea y parpadea varias veces hasta que algunas lágrimas salen. Así que limpio con mis pulgares el camino que dejaron en sus mejillas y dejo un pequeño beso en su pequeña y fina nariz.

—Sabía que era estúpido —dice, viéndome a los ojos, pero yo niego.

Zhang Hao quiere volver a girarse, pero aprieto un poco más su muñeca y lo giro con un poco de brusquedad, para soltar su muñeca después y tomarlo de las costillas, cerrando la puerta y pegándolo contra ella, sin tomar tiempo de explicar por qué. Solo junto nuestras bocas y acarició su pequeño cuerpo sobre la tela de su camisa.

—Me gustas —digo sobre sus labios, sintiendo sus brazos rodear mi cuello—. Pero justo ahora no soporto la idea de que te irás y otros chicos te verán así.

Zhang Hao sonríe un poco y deja en pequeño beso en mis labios.

—¿En serio no te molesta? O te parece... ¿Estúpido? —pregunta y yo me alejo de él, volviendo a tomar su mano para caminar hasta el centro del cuarto.

—Te ves... Lindo —aseguro—. ¿Crees que tu tío tenga problema con esto?

—No, él lo sabe —niega—. Desde que era pequeño siempre me gustaron los estereotipos de chicas —confiesa con algo de vergüenza.

—Bueno, un problema menos —sonrío y acaricio su mejilla, volviendo a inclinarme para besarlo.

Me encanta cuando enreda sus deditos en mi cabello, como hace ahora, durante el beso. Me gusta que se pare de puntitas sobre sus pies y que tenga timidez durante nuestros besos.

—¿Hao? —se escucha la voz de Jiwoong en el piso de abajo.

Zhang Hao y yo nos separamos un poco y caminamos a la ventana, viendo a Jiwoong mirar todas las ventanas de la casa hasta que logra vernos.

—Hey, amigo, ¿te vas a ir sin despedirte? —pregunta y miro la calle, dónde viene Matthew casi corriendo a la casa.

—Iré en un rato, aún tengo que empacar algunas cosas —explica y mira la habitación y luego a Matt—. ¿Podrías hacerme un último smothiee antes de irme?

—Seguro, Hao —sonríe Matt y se gira para correr a la casa de Jiwoong.

Jiwoong le sonríe a Hao y evita mirarme a mí mientras se da la vuelta y también camina hacia su casa.

—Hao, en serio te ves bonito —digo una vez volvemos a mirarnos—. Pero hace mucho frío afuera, ¿no quieres llevarte la ropa que te di? —cuestiono, cerrando la ventana por el frío aire que entra.

—Oh, hablando de eso —dice, corriendo al closet y sacando la sudadera rosa que le presté hace un tiempo—. Olvidé devolvértela

Sonrío y camino hacia él para tomarla, viendo su brillante y ligeramente molesto color.

—Es más tu estilo, y te la regalaría. Pero es un regalo de Matt y creo que ahora están molestos conmigo, así que voy a conservarla —comento mientras la dejo en la cama—. ¿Tú estás seguro de que no quieres cambiarte?

—Sí, está bien —sonríe un poco y camina al closet nuevamente, abriendo una caja de zapatos vieja y sacando unos jeans grises.

—Llevaré tus cosas al auto mientras —aviso, caminando a la maleta y cerrando el cierre.

—Gracias —lo escucho decir y luego escucho como camina al baño.

gym ♡ haobinDonde viven las historias. Descúbrelo ahora