23 de abril del 2011

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Me encuentro bajo un cielo hermoso, estrellado con una luna creciente que brillaba. Estaba con mi amiga Angie.

-¿regresamos a casa?-pregunta Angie .
Asiento.

Nos dirigimos a los estacionamientos públicos en busca de su auto.

Vi un puesto de canguiles y otra comidas chatarras que me dieron antojos, le suplique que me preste dinero, me dio 10 billetes.

-un cangil y un algodón de azúcar -me ordena.

-pero tu no puedes comer azúcar,
angie.-argumento.

Se encogió de hombros.

-una vez al mes no pasa nada ¿Verdad?

-okey. Si tu lo dices.

Me fui al carrito de canguiles y otras cosas mas. Me quedo boquiabierta al ver que una fila larga esperaba por mi.

Angie puso su mano encima de mi hombro diciendo.

-No vale la pena. Vamos ya es tarde.

Mis antojos se me fueron al ver la fila. Son las 9:30 de la noche que persona se le ocurre comer a estas horas.

5 minutos después llegamos al carro de angie.

-primero una fila larga no me dejo comer y ahora que más puede suceder.

Gotas de lluvia golpean el parabrisa del auto. Miro a angie y ella se ríe.

-Vamos a un lugar donde podamos disfrutar, vale.-pensó angie. -¿Algo mejor que eso?.

Acepté.

sonrisas inolvidablesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora