Tomo varias inspiraciones antes de perder completamente la paciencia.
Ahora mismo solo quiero lanzarle el espéculo que tengo en la mano a la jovencita que estoy atendiendo y a su novio que me regala una mirada asesina mientras les explico que la Trichomona es una enfermedad de transmisión sexual.
Ya pasaron la fase de culparse el uno al otro y pasaron a la de culparme a mí y a mi supuesto error de diagnóstico aún cuando mis guantes están escurriendo su fétido flujo y sobre mi escritorio está el resultado de su exudado vaginal.
Eso me pasa por aceptar casos que no son urgencias por amabilidad cuando estoy de guardia.
Ahora mismo estuviera descansando mientras llega la ambulancia que viene en camino y no aguantando malos tratos por un diagnóstico no complaciente.
_ Eso es por el agua _ repite ella tratando de remediar _ De seguro fue por eso.
Me quito los guantes y desecho el espéculo antes de darle un diferente uso.
_ No es por el agua, no estamos hablando de una Moniliasis, la Trichomonas es una enfermedad de transmisión sexual_ repito por enésima vez, y ya mi voz dejó de ser dulce para convertirse en neutra. _ Es por eso que es necesario que su pareja también lleve tratamiento.
_ Yo voy a tratarme con Clotrimazol.
Y ya éste es el momento en el que me debe haber subido la tensión.
_ Si es lo que usted desea está bien, ya le dije que el tratamiento que debe llevar es con Metronidazol.
_ No estoy de acuerdo
_ Pues adelante, puede pedir una segunda opinión, pero para eso necesita pedir una cita para consulta, y si no va a hacer caso de nada de lo que le estoy diciendo pues no puedo hacer nada más por usted. Si pueden cerrar la puerta al salir se lo agradecería
_ ¿Nos está hechando doctora? _ pregunta el novio.
_ La verdad es que decidí atenderlos sin ser una urgencia pero ahora mismo hay pacientes que pueden necesitar mi atención urgente y estoy perdiendo mi tiempo con ustedes cuando ni siquiera escuchan lo que les digo.
_ ¿Pero usted es consciente que me está diciendo que mi novio me fue infiel? _ pregunta la chica enojada.
_ Le puede costar muy caro lo que está diciendo, el hospital entero se va enterar de su mediocridad.
_ Nunca he dicho que su novio le sea infiel _ digo tratando de ignorar al desagradable hombre, no voy a perder la educación por un insulto de poca importancia, si algo he aprendido a lo largo de mis estudios es que las cosas duelen más cuando se ignora y se da por loco al atacante.
_ ¡Usted no tiene vocación, y no tiene el mínimo de ética!
Me encojo de hombros
Por lo menos no tengo flujo
Mi teléfono suena y en la pantalla se refleja el nombre de mi especialista recordándome que debo asistir a la reunión con el servicio.
_ Me tengo que retirar, no se preocupen por la puerta, la enfermera cierra.
Recorro el largo pasillo y subo las escaleras de dos pisos que lleva a la sala de gestantes y puerperas.
Entro al cuarto de reuniones y me encuentro que soy la última en llegar.No conozco a todos aquí, todavía no se cumple el mes que llevo trabajando en el hospital como residente de ginecobstetricia, ni los tres meses de graduada como doctora en ciencias médicas.
Solo sé que me convertí en una esclava para esta gente, hago guardias de 24 horas cada tercer día y absolutamente todos los días tengo que trabajar y mis jornadas de estancia en sala son interminables, termino tan cansada mis días que apenas tengo tiempo para estudiar o ver a mi familia, aún no he cobrado mi primer salario y me acabo de alquilar un apartamento que están costeando mis padres porque yo no tengo un duro.
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Título por defecto - Analgesia
RomanceLa residencia es una mierda, o lo era hasta que apareció un sexy anestesista que puso mi vida y mis guardias patas arribas.